Nos encontramos en un contexto laboral en constante cambio y lleno de nuevos desafíos en cuanto a trabajo híbrido, digitalización y recesión económica. Es una nueva era de oportunidades donde las compañías tienen que dejar atrás sus procedimientos y procesos, porque ya no valen las viejas fórmulas. Las expectativas de los empleados son más altas que nunca y la competencia en el mercado no deja de crecer. Para sobrevivir las empresas tienen que demostrar que saben adaptarse al cambio y, una buena solución, es establecer una cultura de aprendizaje continuo.
Según un estudio de Linkedin, el aprendizaje tiene un papel fundamental en la adaptación al cambio y las encuestas revelan que todos los grupos de edad valoran una formación personalizada y tener más tiempo para ella. Establecer una cultura de aprendizaje continuo permite fidelizar a los trabajadores, incrementa el compromiso y refuerza así un sentimiento de pertenencia que, ante el fenómeno de la Gran Renuncia, resulta más necesario que nunca.
Las organizaciones que aprenden son empresas que crean, adquieren y transfieren nueva información para adoptar un comportamiento que refleje rápidamente esos conocimientos y perspectivas. Como señala Ana Sarmiento, Consultora de liderazgo de Kincentric España: “El que no aprende se queda atrás. La única forma para que una compañía consiga mantenerse a flote es aprender constantemente y hacerlo de forma más rápida que la competencia”.
Formación no es lo mismo que aprendizaje continuo
Hay que tener claro que un curso intensivo de cinco horas que la compañía ofrece a los trabajadores una vez al año no la convierte en una organización que aprende. Una cultura de aprendizaje continuo se nutre de lo que se vive cada día al interior de la organización, no solo a la hora de las formaciones.
Se trata de crear un ambiente donde haya curiosidad por el conocimiento y las nuevas ideas, donde se pueda aprender de los errores, haya debates sanos y se recabe información sobre clientes, competidores, industria y tendencias socioeconómicas. Cuando este tipo de conocimiento circula y se expresa libremente en los pasillos, se toman acciones basadas en la información.
Las empresas deben contar con procesos y espacios para que la gente pueda aprender y reflexionar sobre lo que se está haciendo. “Errar es aprender”, señala Sarmiento y con ello apunta cómo las empresas deben permitir el error. En la década de los sesenta, Toyota fue pionera al establecer una metodología que fomentaba el aprendizaje en base a los errores.
Para lograr este tipo de culturas es clave que exista seguridad psicológica, de lo contrario la gente no tomará el riesgo de aprender y ni compartirá sin miedo sus errores en público. Los líderes tienen un papel clave a este respecto, demostrando conductas que avalen la cultura deseada. Es decir, siendo transparentes, pidiendo opinión, aceptando sus errores o generando espacios de reflexión. Si aquellas personas que ocupan puestos de responsabilidad no se muestran abiertos a estas prácticas, será complicado que se convierta en una impronta dentro de la empresa.
Todo ello lleva su tiempo. El necesario para conseguir que el aprendizaje empape todos los niveles de la compañía, se establezcan los procedimientos adecuados y la gente adopte las prácticas. Pero es un esfuerzo que siempre tiene un retorno.
Entre los beneficios que una cultura del aprendizaje continuo puede aportar a tu empresa encontramos:
- Mejora la gestión del cambio: el aprendizaje continuo permite que los empleados estén preparados para los cambios internos y externos y se ajusten a las nuevas demandas del mercado.
- Genera más compromiso que tiene un impacto directo en la retención del talento y los resultados de negocio.
- Aumenta las ideas para la innovación: los nuevos conocimientos permiten generar mayor número de ideas que den lugar a la creación de productos y servicios, y a la mejora de procesos.
- Apoya la recualificación y el reciclaje profesional: en un momento donde la tecnología y la Inteligencia Artificial pueden servir para cubrir determinadas funciones dentro de las empresas, una cultura de aprendizaje continuo facilita que los trabajadores puedan asumir nuevos roles, habilidades y funciones.
- Promueve la toma de riesgos inteligentes: en las organizaciones que aprenden la información circula tanto a nivel interno (entre áreas de trabajo y equipos) como a nivel externo (clientes, proveedores, expertos) mejorando la calidad de la toma de decisión.
- Te convierte en una organización de alto desempeño y te mantiene a la vanguardia.