En un entorno de incertidumbre marcado por la inestabilidad geopolítica, la crisis energética y una posible recesión económica en los próximos meses, las organizaciones de todo el mundo invierten recursos en implantar procesos de agilidad empresarial, lo que otorga una mayor adaptación a los cambios. Una tendencia que marcará los próximos años: el 54% de los CIOs impulsará la transformación empresarial para 2026, empoderando a las organizaciones digitalmente resilientes a través de hojas de ruta tecnológicas estratégicas para habilitar una fuerza de trabajo ágil, colaborativa y basada en datos, según el informe IDC FutureScape: Worldwide Digital Transformation 2022 Predictions
En concreto, el Business Agility o Agilidad Empresarial es considerado el estado ideal de las organizaciones en el que son capaces de adaptarse con flexibilidad y rapidez, es decir, de manera ágil, en un mundo aceleradamente cambiante. La agilidad empresarial se basa en la innovación cuya premisa nace de obtener ventajas competitivas, y el aprendizaje derivado de ella; el valor para el cliente; la agilidad como referencia y medio y la implicación del conjunto de la empresa, más allá del departamento de IT.
En 2025 aquellas compañías ágiles, con un liderazgo multifuncional y equipos digitales dispondrán de tasas de innovación más elevadas, mayores beneficios y eficiencias operativas respecto a los competidores directos, tal y como apunta el informe de IDC.
“Los últimos años, el Business Agility ha sido un gran aliado en todos los ámbitos, ya que muchas empresas y personas aprendimos a revalorizar nuestros negocios, competencias y propósito, lo que aportó nuevas oportunidades. Sin embargo, el reto estuvo en desarrollarlo en ciclos cortos con feedback continuo ya que no podíamos darnos el lujo de perder tiempo o dinero. Asimismo, la agilidad empresarial ha impulsado la flexibilidad y la productividad comprendiendo las necesidades del cliente y su retroalimentación”, afirma Sergio Zamora, Lead Expert de Netmind.
En este contexto, la consultora de transformación digital Netmind, ha recopilado los cinco factores necesarios para alcanzar la agilidad empresarial.
- Tecnología. Es un elemento imprescindible en cualquier organización actual, y una palanca clave para cambiar y cumplir los objetivos del Business Agility, puesto que es vital para la capacidad de adaptación, respuesta rápida al cambio o el feedback de los clientes. La tecnología hace referencia a los métodos, herramientas y técnicas que ayudan a aumentar el flujo y la agilidad en la empresa. De hecho, en muchas ocasiones, será fundamental el suministro de productos y servicios adaptados a los cambios en las condiciones tanto de competidores como de clientes. Asimismo, la tecnología será la que habilite los productos y servicios tradicionales para que funcionen en entornos digitales, cambiando por completo su modus operandi a una velocidad vertiginosa.
- Liderazgo. El liderazgo en las organizaciones ágiles es muy diferente respecto al que se desarrolla en entornos tradicionales. Sus principales características son la voluntad de tolerar y aprender del fracaso, el claro sentido de propósito y la capacidad para crear límites significativos dentro de los cuales se opera a nivel empresa. Un buen liderazgo se basa en la toma rápida de decisiones, la simplificación del trabajo y la eliminación de las tareas innecesarias para agilizar lo verdaderamente importante.
- Digitalización. El principal reto que afrontan las organizaciones es adaptarse al constante cambio del entorno, cuya necesidad afloró desde la irrupción de la pandemia y se ha convertido en un elemento indispensable para sobrevivir. La digitalización es fundamental, y en este sentido, el Business Agility ayuda a ser conscientes de la situación en la que se encuentran las compañías para identificar dónde se puede mejorar y proponer soluciones aptas para el propósito de cada empresa.
- Cultura. Si la cultura de la organización no abraza el cambio o no está dispuesta a adoptar el aprendizaje continuo, cualquier intento de cambiar fundamentalmente la compañía puede resultar inútil. Para las empresas, la cultura es un factor intangible, difícil de definir y modelar. Cambiar la cultura no es fácil; a veces una crisis lo desencadena y otras es el resultado de un proceso de evolución natural dentro de la organización.
- Talento. La agilidad empresarial utiliza la digitalización y las herramientas tecnológicas para automatizar y estandarizar el trabajo. Una labor que no puede desarrollarse sin un equipo de profesionales comprometido, apasionado y con talento. En las organizaciones ágiles se fomenta el pensamiento crítico individual, la colaboración, el aprendizaje continuo y el replanteamiento constante de los procesos.
El Business Agility va a ser determinante, por lo tanto, para potenciar la productividad y la flexibilidad en las organizaciones, comprendiendo las necesidades del cliente y su retroalimentación. Evitando aquellos aspectos que no generen valor, las empresas van a ser capaces de reducir gastos, ganar en eficiencia y generar mayor satisfacción en la plantilla.
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