A la hora de buscar un nuevo empleo, los profesionales han dejado de priorizar la retribución económica para cederle paso a otros aspectos del salario emocional como son los planes de formación. Los departamentos de personas ya trabajan en adaptar los empleos a las nuevas demandas de los profesionales y han empezado a rediseñar los tradicionales planes de formación para sus empleados, especialmente para los mandos intermedios.
Ahora las formaciones que reciben las plantillas de trabajadores se han transformado y evolucionado hacia formatos mucho más dinámicos y distendidos. “Lejos quedaron las clases en las salas de reuniones de las empresas, ahora 3 de cada 4 compañías prefiere que las formaciones se realicen en espacios al aire libre a través de metodologías innovadoras y experienciales” asegura José Enrique García, director general de Equipo Humano, consultora de RRHH especializada en planes de formación para empresas.
A través de estas sesiones, cada uno de los empleados toma conciencia sobre la importancia de su puesto en la empresa, así como de su papel como parte de la cadena de valor de la compañía de cara al producto o servicio que venden a sus clientes.
Las principales competencias por trabajar
Dentro de estos planes de formación, el liderazgo se ha coronado como la principal competencia que las empresas priorizan. “Con esta inversión, las compañías están tratando de fomentar entre sus empleados la importancia de un liderazgo más cercano, más orientado a las personas. Por supuesto, sin olvidar los resultados” ha asegurado el experto en formación.
El 40 % de las formaciones que esta empresa realiza están enfocadas a mejorar esta habilidad entre los empleados de la compañía que los contrata. Los profesionales que ocupan mandos intermedios son los perfiles principales a los que van dirigidas estas enseñanzas. Por detrás de esta competencia, las empresas apuestan por mejorar las aptitudes de comunicación de sus equipos con el objetivo de mejorar aspectos como las relaciones interdepartamentales, así como los diferentes flujos comunicativos del día a día.
Las empresas, igual que la sociedad, están en continuo cambio. Una realidad que se agudizó con la llegada de la COVID-19 y que puso sobre la mesa aspectos como la capacidad de gestión del cambio. Esta competencia es también una de las más demandadas por las empresas a la hora de diseñar los planes de formación para sus empleados.
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