OBS Business School publica el informe Emprendedores y nuevos modelos de negocio, dirigido por Marta Grañó, Profesora de la escuela y consultora en Innovación Inclusiva. En él analiza cómo ha evolucionado la situación del ecosistema emprendedor en los últimos años y descubre una realidad que se aleja de los estereotipos que mucha gente tiene en mente.
El emprendimiento ha pasado en los últimos años a ser una opción que gana peso de forma gradual para una parte de la población. Fenómenos como “La Gran Renuncia”, que llevó a un abandono masivo y voluntario de puestos de trabajo nunca visto antes en Estados Unidos, o los despidos a causa de la pandemia han provocado que muchas personas hayan optado por iniciar su propio proyecto. De hecho, el informe indica que el principal motivo para convertirse en emprendedor es ganarse la vida, porque el trabajo escasea. Sin embargo, sabemos que su supervivencia en el tiempo de estas nuevas empresas tiene una tasa muy baja: alrededor del 85% no va a sobrevivir.
Las economías más emprendedoras se encuentran en Oriente Medio y África, los niveles más bajos de actividad emprendedora en etapa temprana están en Europa y Norteamérica, y los más elevados a la vez que consistentes niveles de emprendimiento en etapa temprana se sitúan en la región global de América Latina y el Caribe. Allí, los unicornios (empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares) se han multiplicado por 18 en tan solo 4 años, entre 2017 y 2021. El 60% de estas empresas “unicornio” se encuentra en Brasil, y le sigue México, Chile, Argentina, Colombia y Uruguay.
La tercera ola de internet
Entre los años 1985 y 1999 se produjo la primera ola de internet, en la que nacieron startups como IBM, AOL, Apple o Netscape, que construyeron la infraestructura del entorno online. Una segunda ola tuvo lugar entre 2000 y 2015, y nuevas startups como Facebook, Google o Amazon se centraron en el software, las redes sociales y las apps. La llegada de la pandemia ha provocado la tercera ola con un impacto claro y potente en el mundo digital; se calcula que ha acelerado la digitalización en 5 años.
Las empresas que han nacido durante esta tercera ola de internet son las que van a generar una disrupción en los principales sectores de la economía, como la energía, la educación, la alimentación o el transporte, entre otros. Ahora adquieren mayor importancia nuevos hubs más allá de Silicon Valley y muchas ciudades en todo el mundo se están convirtiendo en foco de emprendimiento y luchan por posicionarse entre las primeras. Como indica el informe de OBS, el 70% del éxito de una startup está relacionado con factores externos a los fundadores, por lo que es fundamental elegir adecuadamente el entorno donde desarrollar un negocio. En este momento, los lugares con mejores condiciones para emprender son Silicon Valley, Londres, Nueva York, Beijing, Boston, Los Ángeles, Tel Aviv y Shanghái.
Subsectores al alza
Los subsectores que están teniendo un crecimiento más rápido son el Agtech, que ha aumentado un 128% y comprende una amplia gama de nuevas tecnologías que se aplican a los sistemas agropecuarios con el objetivo de aumentar la productividad, la eficiencia y la rentabilidad; el Blockchain, con un incremento del 121%; el Advanced Manufacturing and Robotics, con un crecimiento del 109%, una rama de las ingenierías mecánica y electrónica y de las ciencias de la computación que se ocupa del diseño, construcción, operación, estructura, manufactura y aplicación de robots; y la Inteligencia Artificial y el Big Data, que ha subido un 98%.
El actual perfil del emprendedor
El perfil de los emprendedores y el modelo de negocio que plantean ha cambiado. Si hace unos años el prototipo de emprendedor era el de una persona joven, que había dejado la universidad y que creaba una empresa tecnológica, hoy el perfil no es exactamente el mismo. Ahora la edad media del emprendedor se sitúa en los 42 años y en la mayoría de los casos se trata de una persona abocada a crear su propio negocio tras perder su empleo. Para ello recurre principalmente a sus ahorros personales, quizá por ello cada vez se arrancan los negocios con una inversión menor. Ahora, la mayor probabilidad de éxito en un negocio se sitúa en la franja de edad de 60 años. Además, es interesante comprobar que los nuevos emprendedores en España mayoritariamente tienen estudios universitarios (un 55,3 % en nuevos emprendimientos y un 39,7 % en empresas consolidadas).
Por otro lado, el informe afirma que la pandemia ha provocado que el emprendimiento femenino haya frenado su tendencia ascendente.
Cambios de modelo de negocio
Los cambios provocados por la pandemia no se han limitado a atender la emergencia financiera y a aplicar el teletrabajo, sino que han ido más allá y hasta un 51% de las empresas han tenido que plantear cambios en su modelo de negocio, entre los que destacan tres tendencias: los digitales, los globales y los sostenibles.
En el modelo de negocio digital existe especialmente un ámbito que, por su expansión y por su potencial, merece una singular atención: los modelos de plataforma, que están resultando ser el modelo triunfador en esta era de digitalización. Se trata de tecnologías, productos o servicios que crean valor facilitando la interacción entre un grupo de usuarios. Casos como Uber, Airbnb o Netflix nos muestran cómo su velocidad de adopción, su agilidad para adaptarse a nuevos entornos competitivos, su aprovechamiento de las nuevas tecnologías y, especialmente, su escalabilidad exponencial las lleva a ser empresas altamente competitivas que han logrado ser disruptivas incluso en las industrias más tradicionales. Estos modelos saben conectar oferta y demanda y consiguen monetizar el valor que aportan a sus clientes a través de distintas opciones.
Las plataformas de éxito son negocios fácilmente escalables. El gran obstáculo al que se enfrentan estos modelos es que la plataforma no genera valor al cliente desde el primer momento puesto que, para conseguir que funcionen es necesario lograr una gran masa de personas a ambos lados de la plataforma (oferta y demanda) que sirvan de motor para impulsarla y así lograr que su uso se transforme en viral. Por ello, necesitan una inyección económica importante para mantenerse durante el tiempo necesario hasta conseguir la masa crítica de usuarios que sea suficiente para que la plataforma pueda comenzar a monetizarse.
Sobre el modelo de negocio global, si bien es cierto que en las primeras etapas los proyectos emprendedores suelen iniciarse a nivel local, cada vez resulta más habitual que la expansión posterior de dichos proyectos se produzca a nivel internacional; de otra forma dejan de resultar atractivos para el capital inversor extranjero. Por ello, la mayoría de startups suelen desarrollar este proceso de internacionalización un tiempo después de su creación, algo que ya se encuentra en su planificación estratégica de futuro. Esto es posible gracias al desarrollo de las TIC’s, que facilita enormemente tanto procesos de producción como de comunicación; también a la elevada segmentación de los consumidores, que lleva a la búsqueda de micronichos en todo el mundo; y por supuesto a la mayor facilidad actual en la logística.
En cuanto al modelo de negocio sostenible, se trata de una tendencia al alza que tiene que ver con la descarbonización del planeta, nuevas formas de movilidad (vehículos sostenibles o la movilidad colaborativa, por ejemplo), moda sostenible y consumo circular (venta de ropa de segunda mano), cosmética natural (especialmente ante el aumento de las alergias), energía sostenible, financiación sostenible, cuya finalidad es canalizar recursos financieros para alcanzar los ODS y que alcanza ya casi los 55.000 millones de euros; y la alimentación, con tendencias como el Foodtech, un término amplio que engloba todos aquellos agentes que aplican tecnología a la cadena de valor agroalimentaria.
Crear una nueva empresa de éxito requiere algo más que tener una idea brillante: cada día son más los aspectos que deben tenerse en cuenta en el encaje de las piezas del modelo de negocio. Y liderar esas empresas, precisa de personas con un elevado nivel de formación y con una experiencia sólida.
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