El regreso a las oficinas tras un año y medio de pandemia está suponiendo para muchas empresas la reinvención de sus espacios de trabajo con el objetivo de adaptarse a las nuevas necesidades de sus plantillas: entornos flexibles, que tengan en cuenta su bienestar y, sobre todo, que prioricen la eficiencia energética y el cuidado del medio ambiente.
Esto ha llevado a que cada vez sea más común apostar por las denominadas oficinas sostenibles. Se trata de lugares de trabajo más verdes y responsables que ayudan a potenciar la creatividad y la productividad de los trabajadores, que tienen en cuenta el confort interior térmico, acústico y ambiental de los espacios, y que, al mismo tiempo, persiguen la obtención de beneficios medioambientales palpables, como un ahorro óptimo de energía, la disminución de residuos o la utilización de mecanismos alternativos para reducir gastos innecesarios.
Esta demanda de entornos laborales más sostenibles responde al incremento de la concienciación medioambiental de los últimos años, especialmente a raíz de la crisis sanitaria. Tal y como muestra la tercera encuesta sobre el clima (2020-2021) del Banco Europeo de Inversiones (BEI), la mayoría de los europeos y españoles considera que el cambio climático es, ahora mismo, uno de los desafíos más importantes, y, en el caso de España, casi 8 de cada 10 reconocen que esta problemática tiene un impacto en su vida cotidiana. Unos datos similares a los que muestra el último Eurobarómetro (julio de 2021), en el que más de nueve de cada diez encuestados opinan que esta cuestión es un problema grave (93%), y casi ocho de cada diez (78%) la consideran como muy grave.
Estas cifras demuestran que cualquier actuación en este sentido en una apuesta de éxito, tanto interno como externo, ya que, en el caso de las empresas, generará un impacto positivo en la sociedad, mejorará la imagen del negocio, logrará una fuerza de trabajo más productiva y satisfecha, y atraerá mayores clientes e inversores.
Con el objetivo de contribuir a este proceso, los expertos de Sto, multinacional alemana especializada en la elaboración de elementos y soluciones constructivas para la edificación y la rehabilitación sostenible, exponen algunas de las principales características de estos nuevos espacios de trabajo:
- Apuestan por el confort térmico y la reducción de la demanda de energía. La oficina sostenible debe priorizar el ahorro energético, evitando la pérdida o ganancia de temperatura en área de trabajo. Más allá de una cuestión de eficiencia, el confort térmico es uno de los factores que más influye en el bienestar del trabajador y en su productividad, lo que obliga a incluir todos los elementos necesarios que lo favorezcan, siendo los más importantes contar con un buen sistema de aislamiento térmico e instalar unas carpinterías de altas prestaciones.
- Prestan una atención especial a la calidad del aire interior. Polen, polvo, disolventes, plastificantes, ácaros, olores, humo o contaminantes son solo algunas de las sustancias que impregnan el aire interior de cualquier oficina. Algunas soluciones para lidiar con este problema es utilizar sistemas de filtración y purificación para eliminar partículas y posibles contaminantes, o apostar por sistemas de ventilación mecánica controlada que ayuden a renovar el aire interior.
- Tienen en cuenta la contaminación acústica de la oficina. Un entorno ruidoso entorpece la concentración de la plantilla, pudiendo producir, incluso, problemas de estrés, dolores de cabeza y fatiga. Por ello, además de invertir en soluciones de aislamiento acústico, es fundamental apostar también por la aplicación de sistemas de acondicionamiento acústico. Gracias a la instalación de elementos fonoabsorbentes se controlará la reverberación del sonido y se evitará la generación de sonidos molestos.
- Invierten en equipos ecoeficientes. Es posible lograr una oficina que contribuya efectivamente a la sostenibilidad con tecnologías innovadoras que van un paso más allá de la simple digitalización. Lo más recomendable en este sentido será realizar una transición a equipos eficientes y, si es posible, multifunción.
- Utilizan materiales respetuosos con el medio ambiente. Tanto los materiales con los que está construido el edificio, como el mobiliario de la propia oficina deben caracterizarse por una producción o fabricación sostenible, y por su capacidad de reutilización o reciclaje.
- Promueven el uso de las “3R”: reciclan, reutilizan y reducen. En este caso, el objetivo debe dirigirse a tratar de minimizar el consumo de productos que, al final de su vida útil, se convierten directamente en desperdicios (evitar el uso de bolsas plásticas, minimizar el gasto de papel, utilizar envases retornables…), no generar desechos innecesarios y aprovechar los recursos al máximo, o promover en el entorno de trabajo la importancia de seleccionar y separar adecuadamente los desechos generados.
- Aprovechan al máximo de la luz natural y apuestan por sistemas de iluminación de bajo consumo o luces LED. La iluminación supone el 30% del consumo energético total de las oficinas. Para reducir esta demanda será necesario aprovechar al máximo la luz natural (colocar las mesas de trabajo cerca de las ventanas, quitar objetos que impidan el paso de la luz…) y utilizar luces LED o de bajo consumo.
- Decoran sus espacios con plantas y vegetación. Otra forma de transformar la oficina en un espacio limpio, sostenible y ecológico es instalar plantas. Sus ventajas son múltiples: ambiente más limpio, son capaces de absorber parte de las radiaciones que emiten los aparatos electrónicos, mejoran la productividad y la motivación…
- Utilizan energías renovables. La utilización de energías renovables ayudará a disminuir los gastos derivados del consumo energético y supondrá un paso más a favor de la preservación del medio ambiente y la salud de los trabajadores. Hay muchas opciones, como utilizar biomasa para la calefacción u optar por la energía solar para la generación eléctrica o para la producción de agua caliente.
- Cuenta con sistemas inteligentes. Por último, también se recomienda la instalación de sistemas que hagan un seguimiento y control del consumo eléctrico, temperatura, humedad, etc., y que, a través de temporizadores y sensores de movimiento, permitan controlar la demanda energética y evitar gastos excesivos.
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