Un informe elaborado por Akenford para Fellowes, compañía que desarrolla productos ofimáticos en sintonía con el RGPD, explica los hábitos de los trabajadores y empresas españolas a la hora de destruir información confidencial en papel. Y dichos hábitos varían si están en el trabajo o en el hogar.
A diferencia del tratamiento de los datos personales o confidenciales en digital, el papel sigue siendo una parte importante en el día a día de muchas empresas y la destrucción de todos ellos para evitar incumplir con el reglamento se convierte en un problema para muchas empresas y sus trabajadores.
Un 33% de los trabajadores españoles no destruye de forma completa esta documentación sino que lo hace de forma parcial, algo que vulnera la protección y la custodia de información que tiene carácter confidencial.
Los hábitos de la destrucción del papel con destructora en los centros de trabajo españoles no está demasiado extendido. El informe concluye que el 47% de los trabajadores que tiene destructora de papel en su puesto de trabajo o no la usa o la usa en ocasiones muy puntuales.
Además, el 19% del personal de oficina carece de destructoras de papel en su puesto de trabajo lo que hace imposible el cumplimiento efectivo del RGPD cuando se trata de información en papel.
Un dato significativo que indica la vulneración de la nueva normativa es que aún hoy el 30% de las empresas siguen dejando el papel en contenedores para reciclado cerca de la oficina sin ser completamente destruido.
En el hogar, los datos cambian
Sin embargo, el comportamiento que tenemos en el hogar en relación a la destrucción de información confidencial es distinto.
Según indica Fellowes, España está por encima de la media europea en la adquisición y uso de destructoras en casa, especialmente las de encimera y de pequeñas dimensiones. Un 35% de españoles tiene este tipo de destructoras en nuestro país frente al 24% de media en la UE.
El 50% de los españoles se gasta menos de 60 euros en la compra de una destructora, y un 30% se ha gastado más de 100 euros. En esto último somos más generosos que la media europea ya que apenas un 17% se gastaría esa cantidad.
Entre una y tres veces por semana utilizan la destructora en casa, y el 60% pasa entre uno y cinco minutos destruyendo documentación. Un tercio vacía una vez a la semana el depósito en la papelera.
El motivo de ser más celosos a la hora de destruir documentación en la oficina o despacho del hogar es porque el desembolso es particular, lo compran para utilizarlo, y porque no tienen que desplazarse fuera de su escritorio para hacerlo.
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