La semana pasada, el empresario Juan Miguel Villar Mir, de 84 años de edad, anunciaba que abandonaba la presidencia de la constructora OHL, cediendo la dirección a su hijo. En los últimos años hemos vivido situaciones similares en el Corte Inglés o en el Banco Santander. Es por ello que el Instituto de Directivos de Empresa ha incluido este tema en algunos de sus Masters, porque sabe que el traspaso de poderes de una generación a otra es siempre un momento delicado, que puede determinar que una empresa perdure en el tiempo o que desaparezca. Repasamos brevemente cuatro pasos que hay que seguir:
1.- La elección del sucesor
La norma debe ser elegir al candidato que asegure la viabilidad de la empresa, por encima de otras consideraciones familiares. En palabras de Bienvenido Martínez, director del área de Gestión y Estrategia de los Masters de IDE-CESEM, “sería un error replicar modelos, cada empresa es diferente, cada momento es distinto y sobre las mismas causas se pueden producir efectos distintos”. Dependiendo de la situación puede ser mejor apostar por único sucesor al mando, por una división del poder o, incluso, por un sucesor externo a la familia, quedando los descendientes únicamente como propietarios.
2.- La planificación
La sucesión debe planificarse con una antelación de al menos 5 años. El plan no debe limitarse al cambio de dirección, sino que debe prever la adaptación al nuevo entorno y ayudar a la empresa a ser competitiva a largo plazo. El plan debe incluir también los pasos a seguir en caso de fallecimiento o incapacidad prematura del dirigente a sustituir, una circunstancia muy difícil de superar si no está prevista.
3.- La preparación
Durante este proceso, el sucesor deberá ir adquiriendo experiencia y conociendo a fondo el negocio desde distintos puestos de dirección. Además, necesitará una formación orientada a la Alta Dirección y a la toma de decisiones, pero que pueda compaginar con sus nuevas responsabilidades. El Executive MBA de IDE-CESEM, con su nuevo horario presencial intensivo, es la mejor opción en este caso.
4.- El traspaso
El traspaso de la responsabilidad directiva puede ser gradual pero, una vez realizado, debe ser permanente. El nuevo máximo responsable de la empresa debe ser independiente para tomar las decisiones que considere oportunas, aún con la oposición del anterior mandatario. Por ejemplo, José García Carrión, presidente del Grupo García Carrión, explicaba a los alumnos de IDE-CESEM que “cuando lanzamos Don Simón, mi padre me dejó de hablar por vender vino en cajas de zapatos”. Afortunadamente, el éxito del producto demostró que la decisión era acertada y permitió que la relación se recuperara.
Los comentarios están cerrados.