El Banco de España (BdE) señala que la productividad apenas ha avanzado en España a lo largo de los últimos 15 años. En contra de lo que sucede en buena parte de Europa, nueve de cada diez empresas españolas con asalariados son pymes, es decir, tienen menos de 250 trabajadores. Esta particularidad de nuestro tejido económico nos hace menos productivos que Reino Unido, Francia o Alemania.
El Banco de España (BdE) señalaba ayer que la productividad apenas ha avanzado en España a lo largo de los últimos 15 años. En contra de lo que sucede en buena parte de Europa, nueve de cada diez empresas españolas con asalariados son pymes, es decir, tienen menos de 250 trabajadores. Esta particularidad de nuestro tejido económico nos hace menos productivos que Reino Unido, Francia o Alemania. Organismos internacionales y expertos recomiendan profundizar en la reforma laboral para facilitar un aumento de tamaño de las empresas. De hecho, España podría aumentar en un 15 por ciento su productividad, contando solo con una proporción mayor de empresas medianas y grandes.
De acuerdo con un reciente informe de la Fundación BBVA-Ivie, el menor tamaño medio de las empresas españolas en relación a sus vecinas europeas representa un freno para incorporar más capital humano y capital tecnológico, para desarrollar procesos innovadores o para internacionalizar la actividad. Es decir, que la mayoría de sociedades españolas carecen de los recursos necesarios para alcanzar un tamaño con el que aprovechar economías de escala y ser, así, más productivas.
Dado que en España predominan las microempresas, la productividad media de nuestro tejido económico es inferior, por ejemplo, a la de Alemania (42 por ciento), Francia (51 por ciento) y Reino Unido (74 por ciento). En estos tres países, el peso relativo de las empresas pequeñas y grandes es muy diferente al nuestro.
Menos microempresas
El estudio Demografía empresarial en España: tendencias y regularidades, publicado por Fedea, explica que en Alemania las microempresas suponen el 20 por ciento del empleo total, esto es, la mitad que en España. Al mismo tiempo, las empresas grandes dan empleo al 37 por ciento de los ocupados en Alemania, frente al 23 por ciento de España. No es de extrañar, por tanto, que la presencia de microempresas sea mayor en servicios y construcción que en la industria.
La OCDE advierte de que somos un país con exceso de regulaciones vinculadas al tamaño empresarial y que éstas afectan negativamente al crecimiento de las compañías. No es el único organismo en pronunciarse al respecto.
Exceso de regulación
El FMI y el Banco Mundial son muy tajantes en este punto. Consideran que la proliferación de trámites y prácticas regulatorias (como autorizaciones y estándares), tanto a nivel regional como local, supone ?una barrera de entrada e inhibe la competencia?. Otros obstáculos al crecimiento empresarial serían los umbrales de tamaño establecidos en los reglamentos -por ejemplo, para la presentación de auditorías, informes o en la regulación laboral-, los impuestos, así como un limitado acceso a la financiación.
Así y pese a las reformas aprobadas los últimos años para mejorar la facilidad de hacer negocios y reducir obstáculos a la iniciativa empresarial, nuestra economía está aún alejada de otras con mejor desempeño en estos aspectos, como las de EEUU, Reino Unido, Alemania o Francia.
Medidas laborales y fiscales
Por ello y para acabar de una vez con las trabas al crecimiento de las empresas, Íñigo Sagardoy, presidente de Sagardoy Abogados cree que podría valorarse ?la posibilidad de flexibilizar la regulación laboral para las pequeñas empresas, al menos de forma temporal, como sucede en algunos países europeos?. El objetivo sería facilitar inicialmente su crecimiento.
En este sentido, Sagardoy apuesta por introducir excepciones al empleo de determinadas reglas relativas a la contratación, los períodos de prueba y a la aplicación del convenio colectivo. En su opinión, todas estas medidas podrían favorecer temporalmente el crecimiento de la empresa y, por ende, el del empleo.
Marino Sánchez-Cid, socio responsable de Advisory de BDO concreta este punto, al asegurar que todas las medidas que reduzcan los riesgos laborales asociados al crecimiento y que eliminen restricciones a la negociación entre empresa y empleados (contención salarial, movilidad?) propiciarían un marco más adecuado para el crecimiento. Así, entiende que la reforma laboral de 2012 contenía ciertas medidas de flexibilidad que van por el camino correcto.
Desde la consultora internacional añaden a las medidas laborales aquellas que, desde el punto de vista legislativo, fomenten el crecimiento orgánico y las operaciones corporativas -fusiones y adquisiciones-. Apuestan por medidas fiscales encaminadas a facilitar la acumulación de capital, por ejemplo, mediante incentivos a la retención de beneficios y a la inversión y por reducir lo más posible la tributación asociada a las operaciones corporativas.
Serían todas ellas iniciativas con las que romper con la realidad que dibujan desde la Fundación BBVA: Pese a que España crea empresas a un ritmo similar al de sus socios, ?muchas son muy pequeñas, un porcentaje mayor cierra pronto y otras no general empleos adicionales?. Al final, las empresas sin asalariados tienen menores tasas de supervivencia y destruyen un mayor porcentaje de empleo inicial.
Menor supervivencia
El 61 por ciento de los proyectos de las empresas sin asalariados no llegan a los cinco años de vida, frente al 48 por ciento de Francia, el 54 por ciento de Italia o el 58 por ciento de Reino Unido. Los datos que maneja Fedea revelan que nuestro país tiene una proporción de pymes jóvenes (de cero a cinco años) mayor que la media de los países de la OCDE. Esto es así por dos motivos: la tasa de creación de empresas españolas es más elevada y porque, al mismo tiempo, en nuestro país aumenta menos el número de empresas que sobreviven.
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