Muchos nuevos emprendedores comienzan su actividad desde su propio domicilio para evitar los costes que genera tener que alquilar o adquirir un local para la empresa. No obstante, tener la empresa en casa, especialmente si se vive en pareja o en familia, puede dificultar la compatibilidad entre la vida personal y la empresarial. La profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC Eva Rimbau, experta en recursos humanos, revela las claves esenciales para conseguir el equilibrio deseado.
Hablar con la familia
Si la empresa va a estar en casa, es importante considerar su impacto en la familia. Rimbau aconseja «hablar con los miembros de la familia para entender qué puede preocuparles y aclarar dudas». Por otro lado, el emprendedor deberá explicarles que, aunque esté en casa trabajando, «no podrá estar disponible para hacer recados o tareas domésticas o para cuidar de los hijos pequeños». En definitiva, es recomendable que «pida a la familia todo su apoyo y comprensión para que la empresa no se convierta en una fuente de tensiones familiares», añade la profesora de la UOC.
Separar la vida personal de la empresarial
Tener la empresa en casa tiene muchas ventajas, pero debe separarse el trabajo de la vida personal para asegurar tanto el bienestar como la eficiencia. Según Rimbau, algunas claves para lograrlo son:
– Utilizar una habitación separada, exclusivamente para el negocio.
– Establecer un horario de trabajo.
– Para recibir clientes en casa, utilizar una habitación que esté justo en la entrada.
– Contratar ayuda para limpiar la casa o un canguro que se ocupe de los hijos pequeños por unas horas.
Establecer rutinas que ayuden a llevar a cabo la vida empresarial y personal
Para la experta, las rutinas que ayudan a centrarse en el trabajo y a ser más productivo son las siguientes:
– Establecer un horario de trabajo regular, el que mejor convenga, pero que sea estable todos los días.
– Tomarse una determinada cantidad de pausas breves. Si no se respetan, uno se agota antes.
– Fijar reuniones con uno mismo, con los amigos y con la familia, y tomárselas tan en serio como si fueran con un cliente.
– Comenzar cada día de la misma forma.
¿Qué hacer con los niños?
Cuando se trabaja en casa, los hijos reclaman la atención a menudo. «Ellos realmente necesitan y merecen esa atención», explica la experta, y por este motivo «debe buscarse cómo dársela y al mismo tiempo poder atender el negocio». Por ejemplo, una opción es dejarles dibujar en la oficina o asignarles tareas sencillas como doblar folletos informativos. El emprendedor deberá reservarse también un tiempo para realizar actividades con ellos y buscar a alguien que los cuide en el horario en que suele ser más productivo.
Señales para detectar la adicción al trabajo
La adicción al trabajo es un peligro para los emprendedores, que puede perjudicar su salud y las relaciones con los que le rodean. Rimbau explica algunos síntomas para ponerse en alerta:
– La familia y los amigos le dicen siempre que trabaja demasiado.
– Miente o disimula diciendo que no está trabajando cuando en realidad sí lo está haciendo.
– Tiene problemas de salud relacionados con el estrés.
– La única forma en la que se siente bien es trabajando duro.
¿Cómo superar la adicción al trabajo?
Si el emprendedor cree que ha desarrollado una adicción al trabajo, es recomendable aplicar las siguientes estrategias:
– Planificar pausas, tiempos de descanso y vacaciones, de la misma forma que si fueran reuniones de trabajo.
– Dejar que el contestador reciba los mensajes una vez haya finalizado la jornada o cuando esté descansando.
– Relacionarse con amigos y cultivar aficiones que no tengan nada que ver con el trabajo.
– Contratar un ayudante en quien delegar el trabajo menos importante.
Emprender con la pareja
Si el trabajador se ha asociado con la pareja, según la profesora de la UOC, existen una serie de claves para cuidar la relación al mismo tiempo que el negocio:
– Definir objetivos claros y asignar responsabilidades a cada uno.
– Poner por escrito los acuerdos más importantes, para evitar malentendidos.
– Animarse mutuamente a comunicarse de forma abierta, tanto sobre la relación como sobre el negocio.
– Y, muy importante, tratarse con respeto.
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