Los sindicatos CC.OO., UGT y CIG han acusado este lunes a Adolfo Domínguez de pretender firmar un ERE «no para rescatar la empresa en crisis, sino para deslocalizarla» y llevarse toda la producción a países como China y Pakistán, desmantelando así la factoría de Ourense.
Los trabajadores de la empresa textil han asistido este lunes a una asamblea en el edificio sindical de Ourense, donde recibieron información de las tres mesas de negociación del ERE celebradas hasta el momento. Han sido más de 200 empleados que, tras la asamblea, participaron en una manifestación desde la tienda original del grupo hasta la Plaza Mayor.
Por su parte, la secretaria del comité de empresa, Susana Rodríguez Estévez, ha recordado que el ERE afectará a 144 trabajadores, además de otros 21, de la línea U, que serán trasladados a Madrid.
Retirar el ERE
La primera propuesta presentada este lunes, en la tercera reunión de la mesa negociadora, fue la de que se retirase el propio ERE, además de un acuerdo de prejubilación para mayores de 55 años, bajas voluntarias con indemnización de 35 días por año trabajado sin límite y no realizar el traslado de la línea U a Madrid.
Además, los trabajadores propusieron establecer criterios «de igualdad» para la movilidad funcional, para que afecte a todo el personal por igual «y manteniendo las condiciones económicas actuales». Asimismo, han requerido que durante seis años no haya despidos, salvo los disciplinarios, y que el equipo directivo y ejecutivo de la empresa se reduzca su salario un 25 por ciento «hasta que la cuenta de resultados llegue a números positivos».
Según la representante del comité, la empresa estudiará todas estas medidas «salvo la de la reducción salarial para los directivos».
»Datos ocultos»
Al término de la asamblea, distintos portavoces sindicales han aseverado que, tras estudiar «las toneladas de datos» de la documentación aportada por la empresa, se evidencia que «éste no es un ERE al uso, como medida para rescatar a una empresa, sino que es al revés», por lo que acusan a la empresa de buscar la «deslocalización de la producción», en palabras de Anxo Pérez Carballo.
Según los sindicalistas, «buena parte» de los argumentos de la empresa se basan en que los costes salariales están «muy por encima» de las ventas, «pero lo que ocultan y hay que desgranar para verlo» es que realmente ese coste salarial «se redujo de forma muy importante». «Pero, paradójicamente, se subió el coste de los altos directivos hasta un 140 por ciento entre 2012 y abril de 2015», ha destacado Pérez, para quien son los directivos quienes ocasionan «un coste sobredimensionado».
»Enterradores»
Asimismo, ha lamentado que la negociación no corre a cargo de los dirigentes de la empresa, «sino de asesores externos», que, con «frialdad absoluta», llegan «como enterradores de la empresa» utilizando para ello «cifras tergiversadas y errores en informes técnicos».
En ese sentido, ha indicado que los tres sindicatos pidieron «insistentemente» la presencia de accionistas propietarios, si bien «se niegan en rotundo».
Sólo logística como Inditex
Por su parte, el delegado sindical Armando Iglesias ha hecho hincapié en que, según la documentación de la empresa, la intención es «prácticamente el desmantelamiento total» de Adolfo Domínguez en la comarca ourensana y «deslocalizar la producción».
En este escenario, ha interpretado que la intención es «apostar aquí por la logística», como hizo Inditex, y no por la producción.
Y, tras remarcar que los argumentos empresariales «no son suficientes» para que el ERE salga adelante, ha dejado claro que los sindicatos no posibilitarán nuevos «recortes» en salario y derechos de los trabajadores.
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