Por sectores, la caída del ladrillo es aún uno de los factores fundamentales que explica la mejoría de la estadística. Así, la construcción registra 1.097 concursos en los primeros siete meses del año, un 36,9% menos que en 2013, mientras el negocio inmobiliario experimenta una caída del 29% con 100 concursos menos declarados. Hay que recordar que el macrosector del ladrillo representa el 30% del total de concursos de las sociedades mercantiles registrados en nuestro país, por lo que ocurra en esta actividad es determinante.
Otros sectores con importantes caídas son la industria manufacturera, el comercio y la hostelería. La primera registró en los siete primeros meses del año un total de 692 concursos, la cifra más baja desde 2011 y supone una caída del 30,7%. En lo que se refiere a comercio y distribución mayorista y minorista, sigue siendo el segundo sector más relevante por número de concursos (853), pero logra un descenso del 17,6%, aunque todavía está claramente por encima de su promedio habitual. Por su parte, la hostelería es, de entre los sectores más representativos, el que experimenta una mayor caída, con un retroceso del 48,2%, pero en este caso se debe considerar el hecho de que en febrero de 2013 entraron en concurso en Madrid 162 empresas que en realidad pertenecían a un único conglomerado industrial (lo que afecta, lógicamente, a la base estadística).
El ladrillo ralentiza la creación de empresas
En los siete primeros meses del año se dieron de alta 58.826 sociedades mercantiles, un 0,41% menos que en el mismo periodo de 2013. La trayectoria emprendedora está siguiendo este año una evolución irregular que viene determinada principalmente por los malos datos de constructoras e inmobiliarias. De hecho, entre enero y julio se constituyeron 10.178 empresas constructoras, lo que representa un 9,03% menos que en el pasado ejercicio. En lo referente al sector inmobiliario, el número de altas fue de 4.086, lo que implica un ajuste interanual del 1,3%. En cualquier caso, este macrosector continúa siendo extraordinariamente relevante en el tejido empresarial nacional, hasta el punto de que una de cada cuatro empresas dadas de alta en España están vinculadas al ladrillo.
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