La situación laboral de los menores de 25 años no es nada fácil y así lo demuestran indicadores como la tasa de desempleo, el índice de temporalidad o el salario medio de estos perfiles. En concreto, España es el país de la Unión Europea y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) con mayor tasa de jóvenes desocupados, con un porcentaje del 27%. Además, tal y como indica la Encuesta de Población Activa (EPA), los profesionales menores de 25 años tienen un sueldo medio de 15.780€ y, según los datos más recientes de la oficina de estadística de la Comisión Europea (Eurostat), un 42% de los profesionales menores de 30 años trabaja encadenando contratos temporales. En otras palabras, a los jóvenes españoles les cuesta encontrar trabajo, tienen un sueldo bajo y no logran obtener estabilidad debido a la temporalidad.
Esta realidad plantea grandes desafíos y puede afectar de forma negativa el mercado laboral español, debido a aspectos como una creciente fuga de talento hacia otros mercados o una desmotivación generalizada de los profesionales.
“Que los jóvenes no estén motivados y se vayan a otros países a buscar oportunidades laborales afectará, a la larga, a la evolución de los mercados sectoriales puesto que habrá escasez de talento y será muy complicado reponer a los perfiles sénior” señala Silvia Piqueras, Directora de Perm Recruitment Services en HAYS España.
Tres medidas para mejorar la empleadidad y la calidad del empleo juvenil
Para solventar esta situación se están tomando, desde distintos ámbitos, medidas concretas orientadas a mejorar la empleabilidad y la calidad del empleo juvenil. Una de las primeras fue la aprobación de la Reforma Laboral del 30 de diciembre de 2021, cuyo objetivo es reducir la temporalidad y aumentar los salarios pero, hasta la fecha, no parece que se esté traduciendo en un aumento signficativo en la contratación ni en una subida de los salarios de los más jóvenes. Del mismo modo, una de las decisiones más novedosas es la obligatoriedad de cotización en la Seguridad Social de los estudiantes en prácticas, una regulación que está en vigor desde el pasado 1 de enero y que “supone un avance importante para garantizar la protección social y la equidad para los jóvenes en prácticas” detalla Piqueras.
“La cotización de los becarios promueve una mayor estabilidad, sienta las bases para mejorar las condiciones laborales y destaca el valor añadido que pueden aportar estos perfiles en las empresas, que es mucho más que mano de obra barata” añade la experta.
Teniendo en cuenta esta realidad, desde HAYS, multinacional líder en selección y soluciones de personal, desvelan tres aspectos que pueden redundar positivamente entre los profesionales menores de 25 años:
- La adaptación de los programas de formación a las demandas reales del mercado laboral: permitiría una mayor alineación entre las exigencias y necesidades de las compañías y las habilidades reales de los jóvenes talentos. “Esta adaptación de las formaciones debería ser ágil y prestar especial atención a la innovación y a las nuevas tendencias que se dan en el ámbito profesional”. Por ejemplo, ¿cómo se pueden demandar perfiles capacitados para implementar la Inteligencia Artificial si, a día de hoy, existe una escasa formación regulada sobre esta potente herramienta?
- Promover incentivos para la contratación indefinida mediante beneficios fiscales: fomentaría una mayor estabilidad en el empleo. «Se trata de una medida que facilitaría la entrada de los más jóvenes en el mercado y que, además, también repercutiría en la calidad del empleo puesto que, en la actualidad, uno de los grandes problemas es la inestabilidad fruto de la temporalidad”.
- Implementar medidas que fomenten la igualdad de oportunidades en el acceso al empleo: crucial para eliminar barreras de entrada y promover un mercado laboral más equitativo para los jóvenes. En concreto, los expertos de HAYS destacan que resulta especialmente útil recurrir a políticas de inclusión y diversidad que faciliten a las empresas atraer a los profesionales con menos experiencia. “En este sentido, es imprescindible comprender que los menores de 25 años sienten especial afinidad por aquellas compañías en las que se promueve la equidad y la justicia social y, en general, que generen un impacto positivo”.