El segmento más joven de la fuerza laboral, de 18 a 24 años (también conocida como Generación Z), ha sido la más afectada profesionalmente por el impacto económico de la pandemia de COVID-19. Así queda reflejado en «People at Work 2021: A Global Workforce View«, el último estudio elaborado por ADP® Research Institute.
La encuesta, realizada a más de 32.000 trabajadores de 17 países – incluido España -, indica que la vida profesional del 78% de los jóvenes entre 18 a 24 años se ha visto afectada, en comparación con la del 64% del resto de trabajadores de otras edades.
Casi dos de cada cinco (39%) comentan que perdieron el trabajo o sufrieron un despido temporal, mientras que el 28% de los trabajadores del resto de edades pasaron por la misma situación. De hecho, la Generación Z tenía el doble de probabilidades de sufrir dichos despidos que sus colegas del grupo de mayor edad (55+).
Además, el optimismo entre la Generación Z para los próximos cinco años a nivel laboral ha disminuido sustancialmente desde que llegó la pandemia; actualmente el 83% se siente optimista frente al 93% hace un año, lo que supone la mayor reducción entre todos los segmentos de edad.
Según Georgina Soca, responsable de Recursos Humanos de ADP para el sur de Europa, «la Generación Z se ha enfrentado a gran cantidad de problemas profesionales desde el comienzo de sus carreras. Para muchos, los efectos económicos del COVID-19 han sido un bautismo de fuego. Sin embargo, es alentador ver que, a pesar de todo, están demostrando una gran resistencia y determinación adaptándose a las circunstancias y buscando oportunidades para resistir y sentar unas bases férreas para su futuro«.
Carreras de futuro
Por ejemplo, la Generación Z ha tenido que ser la más ágil profesionalmente que cualquier otro segmento de edad frente a la COVID-19. El 36% ha cambiado de rol o ha tenido que asumir uno nuevo ya que sus empresas se han visto obligadas a adaptar la forma en que trabajan o las habilidades que les exigían y, en algunos casos, a reestructurar sus operaciones. En el resto de las edades fue el 28% los que tuvieron que cambiar de rol.
Además, uno de cada cinco está tratando activamente de preparar su trabajo para el futuro cambiando la función o el sector en el que trabaja, mientras que sólo uno de cada siete trabajadores (15%) del resto de segmentos sigue esta estrategia. Los trabajadores más jóvenes también están aumentando sus esfuerzos para establecer y desarrollar contactos dentro de sus empresas – 30%; por su lado, el 40% de los Millennials (de 25 a 34 años) están llevando a cabo esta iniciativa.
Soca añade, «los empleados suelen definir la seguridad laboral según su red de contactos y cómo esta les puede ser útil para encontrar trabajos que puedan ampliar su experiencia profesional. Y eso es exactamente lo que estamos viendo que la Generación Z está haciendo: buscar nuevas formas para alcanzar la cima. Este hecho es importante porque la triste realidad es que empezar a trabajar durante un periodo de recesión puede causar grandes pérdidas de ganancias iniciales y generalmente provoca cambios significativos en las estructuras del mercado laboral local, de los que puede llevar años recuperarse. Es vital que los más jóvenes sean lo más proactivos posible«.
El estudio también señala que los efectos profesionales de la pandemia han tenido un impacto significativo en la vida personal de los jóvenes sobre sus hábitos de vida. Es más probable que la Generación Z y los Millennials hayan cambiado o estén planeando cambiar su estilo de vida: el 85% y el 82% así lo aseguran, respectivamente. «Esto podría tener implicaciones a largo plazo para los trabajos que realiza la gente y cómo y dónde los desarrollan«, culmina Georgina Soca.
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