El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha asegurado que el desempleo juvenil, que además de ser un problema estructural en la eurozona tiene un componente altamente cíciclo, produce efectos negativos en la productividad de las empresas en el largo plazo.
Así lo ha señalado el banquero italiano durante una comparecencia en el Trinity College de Dublín para hablar sobre los jóvenes y el mercado de trabajo, donde apuntó que de 2007 a 2013 –periodo álgido de la crisis– la tasa media de desempleo juvenil aumentó alrededor de 9 puntos porcentuales en la zona euro, el doble que la tasa de paro general, mientras que en 2016 aún se situaba cuatro puntos porcentuales por encima de antes de 2007, en el 19%.
En este sentido, además del marco negativo para los jóvenes a nivel agregado, en países como España o Grecia el impacto fue mucho más profundo, dado que la recesión les sorprendió con un nivel de desempleo juvenil de entorno a un 20%, con lo que sus tasas de paro juvenil llegaron a situarse en niveles muy por encima del 50%, señaló Draghi.
Estos datos, no obstante, ofrecen una imagen parcial de la situación real, ya que alrededor de otro 17% de jóvenes entre 20 y 24 años en 2016 ni estaban buscando empleo ni estudiaban. En España esta cifra asciende hasta el 21% de los jóvenes.
De esta forma, el presidente del banco central indicó que la persistencia del desempleo entre los jóvenes de los Estados miembros pone de manifiesto problemas subyacentes en la estructura del mercado laboral, con el correspondiente coste para la economía en general.
Según Draghi, uno de los mayores costes económicos de la existencia de una elevada tasa de desempleo juvenil tiene que ver con la productividad a largo plazo de las empresas. «Existe un círculo virtuoso entre empleo juvenil y productividad: El desempleo juvenil rompe este círculo, es un freno a la innovación e impide la difusión del conocimiento. Además, evita que los trabajadores experimentados y los jóvenes interactúen», señaló.
De igual modo, manifestó que «las empresas se vuelven más productivas si son más propensas a contratar a jóvenes» y añadió que éstos, al ser contratados, «pueden capitalizar sus habilidades, con lo que crecerá la productividad y ello conducirá a mayores salarios».
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