La Fundación Conocimiento y Desarrollo constata que las tasas de rendimiento (la ratio entre los créditos matriculados y aprobados) y de idoneidad (el porcentaje de estudiantes que finalizan la titulación en el tiempo teórico estimado) son más altas entre las mujeres que los hombres en todos los ámbitos de estudio.
Así se desprende del análisis de los datos de los titulados de grado universitario en el curso 2020-2021, que también pone de manifiesto que las estudiantes constituyen una amplia mayoría2 en educación y en salud y servicios sociales y una minoría en informática.
También se han analizado las cifras de inserción laboral de las egresadas y egresados que trabajaban por cuenta ajena a tiempo completo en 2020, cuatro años después de graduarse. La base de cotización media anual para ellas fue de 27.034€ frente a los 29.388€ de ellos para todos los ámbitos de estudio, lo que supone una diferencia de un 8,7%. En el ámbito de servicios la diferencia se acerca al 14% mientras que en educación y artes humanidades está en torno al 2%.
Mayoría de estudiantes universitarias en educación y salud y minoría en ingeniería
Si se analizan los datos de alumnado egresado en grado en el curso 2020-2021, se observa que las mujeres son amplia mayoría en ámbitos como educación (79,9%) y salud y servicios sociales (73%). Por el contrario, en informática sólo suponen el 13,5% y en ingeniería, industria y construcción el 30,9%. Los ámbitos en los que hay un mayor equilibrio entre hombres y mujeres son ciencias, donde las egresadas representan al 52,7% del alumnado y en negocios, administración y derecho al 56%. Por subámbitos, las mujeres son minoría en arquitectura y construcción, ciencias físicas, químicas, geológicas, matemáticas y estadística, y economía (entre el 40% y el 45%), humanidades y sector primario (30-40%), ingenierías, deportes y otros servicios (20-30%) y la mencionada informática (13,5%).
Ellas: mejor rendimiento en todas las titulaciones y menor tiempo para completarlas
En todos los ámbitos de conocimiento, ellas obtienen mejor rendimiento que ellos y en la gran mayoría de titulaciones ellas acaban antes sus estudios. Las mayores diferencias de tasa de rendimiento se dan en los estudios vinculados a agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, y veterinaria, en los que ellas aprueban el 78,2% de los créditos y ellos el 66,3%; en ingeniería, industria y construcción (diferencia de 6,6 puntos: 71,7% frente a 65,1%); en ciencias sociales, periodismo y documentación ellas aprueban el 83,1% y ellos el 77%; y en negocios, administración y derecho la diferencia también se sitúa en 6,1 puntos porcentuales y las alumnas aprueban el 80,5% frente al 74,4% de los alumnos
En la tasa de idoneidad, las mayores diferencias se dan en las titulaciones del ámbito de educación, un 70,6% de ellas finaliza el grado en el tiempo estipulado frente al 53% de los hombres; en salud y servicios sociales el 69,6% de las alumnas finalizan a tiempo frente al 57,3% de los alumnos; y en ciencias sociales, periodismo y documentación el 43,9% de las mujeres acaban sus estudios en el tiempo estipulado frente al 31,2% de los hombres.
En el ámbito de las ciencias, aunque en el global siguen siendo ellas las que mejor tasa de idoneidad presentan, en ciencias físicas, químicas y geológicas (el 24% de las mujeres y el 25,8% de los hombres) y en matemáticas y estadísticas (26,3 % de ellas y 26,7% de ellos) la tasa de idoneidad es ligeramente más alta para ellos.
Sector servicios y ciencias sociales: las diferencias salariales superan los 3.000€
Por ámbitos de conocimiento, las diferencias más significativas en el rango salarial se dan en los servicios, donde globalmente la mujer percibe 3.806€/año de media menos que el hombre, en ciencias sociales, periodismo y documentación las mujeres ganan 3.065€ menos, y en negocios, administración y derecho la diferencia es de 2.978€ a favor del hombre. A nivel global por ámbito de conocimiento, en todos se observa una diferencia salarial favorable al hombre y solo en algunos subámbitos las egresadas cotizan una mayor cantidad que ellos: en deportes (ellas perciben 1.231€ más), formación de docentes en educación primaria (ellas perciben 1.202€ euros más) y matemáticas y estadísticas (la diferencia favorable a las mujeres es de 467€). De estos tres subámbitos solo en el segundo las mujeres son mayoría entre los titulados en grado.
La presencia de la mujer en la universidad por niveles académicos
En el curso 2020-2021, las mujeres representaron el 60%3 del alumnado titulado de grado universitario, el 58,6% del titulado de máster y el 49% del de doctorado. La mujer ocupaba el 43,3% de puestos del PDI, el 37,1% del PDI funcionario. A medida que avanza el nivel académico, la presencia de la mujer disminuye: sólo un 25,6% de mujeres está en la cátedra y un 23% en el rectorado.
En el debate que ha realizado la Fundación CYD y que ha llevado por título ‘Universidad y techo de cristal: situación actual y retos’ la rectora de la Universidad Autónoma de Madrid, Amaya Mendikoetxea, ha añadido el doble fenómeno que sucede: »Es indudable que existe un techo de cristal si atendemos a los números, y yo añadiría otro fenómeno relacionado: los suelos pegajosos, la sobrecarga de tareas profesionales y domésticas que hacen que la mujer se quede en puestos de menor salario, menor prestigio y menos cualificación. En la carrera académica los techos de cristal se manifiestan en la infrarrepresentación de las mujeres en cargos unipersonales y los suelos pegajosos se manifiestan en la sobrerrepresentación en las partes más bajas de la pirámide organizativa».
La rectora de la Universidad del País Vasco UPV-EHU, Eva Ferreira, señalaba la existencia de sesgos de género: »El techo de cristal depende del escalón donde se mide: se suele medir la dificultad de las mujeres para seguir ascendiendo y hay más dificultades. Pero lo importante es identificar el techo de cristal cuando a igualdad de capacidades hay una menor posibilidad de acceso de las mujeres. Hay estudios que además de indicar que hay menos mujeres liderando equipos y áreas en la universidad, añaden un cierto sesgo a la hora de evaluar las capacidades de las mujeres». Ferreira explicaba los resultados del efecto Jennifer and John: un estudio que muestra que un CV idéntico tenía más posibilidades de ser contratado en una universidad norteamericana si en él aparecía el nombre de John que el de Jennifer.
Para Concha Monje, catedrática e investigadora de la Universidad Carlos II de Madrid, es una cuestión de confianza: »Nos cuesta creer que tenemos las capacidades, y si no las conseguimos a un nivel muy alto, no nos atrevemos a decir que aquí estoy yo. Hay un porcentaje significativo que no piensa que ese puesto sea para ellas porque consideran que sus capacidades no están a la altura y no es cierto. Sí valemos, demostrémoslo y vayamos a por todas».
Susana Ladra, directora del campus Innova de la Universidade da Coruña, añade otros factores que frenan el ascenso de la mujer en la carrera académica: «Además de los problemas de conciliación, existen redes de poder que muchas veces se crean fuera de las jornadas laborales y que están formadas en su mayoría por hombres. Cuando piensan en incorporar a otras personas, favorecen la inclusión de otros hombres por encima de las mujeres».
Según las expertas, reforzar la educación en el hogar y en la escuela para acabar con los estereotipos y sesgos de género, y emplear bien la información de la que actualmente se dispone, ayudará a derribar poco a poco ese techo de cristal.