El próximo día 8 de marzo es el Día Internacional de la mujer, una excusa para reflexionar sobre qué ha cambiado la era poscovid para ellas a nivel social y laboral.
Como describe la socióloga Alejandra Nuño, el cuerpo biológico que siempre ha sido campo de lo político es el primer instrumento al alcance del hombre. Es el escenario donde se alberga el paso de la historia, de los cambios sociales, recogedor de religión, de la raza, de la edad, de la cultura, y como no, del género. Lo que Simone de Beavoir nombra como “Una no nace mujer sino se hace”. Las marcas tienen que ser inclusivas.
Sin embargo, ahora, resalta, se podría decir que la sociedad poscovid está siendo una gran aceleradora de transformaciones sociales, una de ella es el compromiso en materia de salud que ha pasado a ser prioridad de interés para individuos, empresas e instituciones.
Si centramos el foco en la empresa privada, en estos momentos las compañías tienen una gran oportunidad para construir salud, para aportar valor en este campo: “Aportación que se me antoja vital teniendo en cuenta el gran bloqueo que sufre la sanidad pública”, especifica.
En este sentido, profundiza que, desde las empresas privadas se puede trabajar en salud en varios campos:
A corto plazo pueden aportar valor, ofreciendo información veraz a sus plantillas y facilitando flexibilidad para que sus clientes internos puedan decidir con los mejores criterios cómo afrontar la pandemia. A medio – largo plazo, las compañías pueden aportar salud en 3 grandes áreas:
- El compromiso tiene que estar integrado en el ADN de las marcas. Es decir, la salud como parte de la propuesta de valor de la marca.
- Hablar en todo momento de personas, no de género. Según la experta, aceptar el cuerpo biológico no como un campo de lo político, sino por un cuerpo biológico diverso. Diversidad y pluralidad que no tiene que ser fuente de limitación, sino de crecimiento y de riqueza.
- Apostar por la salud es hacerlo por una integración real de todos los colectivos. Y para ello, insiste, las marcas deben de preparar y adecuar sus ecosistemas, digitales o físicos, toda su experiencia adaptada a todos los colectivos, incluyendo los que parten con discapacidad. Apostar por salud es aportar dando soporte en igualdad de condiciones a la inclusión de forma real.
Esto significa que la humanización de las empresas consiste en no hablar de diferencias, sino hablar de aportaciones de valor.
Así, la salud en la empresa y, en consecuencia, que repercuta en la sociedad es fundamental. Nuño destaca que, en las sociedades de la información, se da por hecho que todos podemos auto cuidarnos y, sin embargo, si partimos de la base que el cuerpo alberga construcciones sociales y culturales que determinan la biología no todos podemos cuidarnos del mismo modo. Por tanto, la aportación de valor de lo privado en materia de salud es vital. Y sentencia, ya no que decir que la productividad está íntimamente ligada a la salud, incluida la mental, de las personas. Este es el gran eje dentro de la Cultura del Cuidado. Lo que tienen que ser los programas de salud y bienestar en las empresas.
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