Accem ha presentado este jueves un estudio elaborado en los últimos meses en el que aborda la inserción sociolaboral de las mujeres migrantes que han sufrido o sufren violencia de género. Este estudio se enmarca en la línea de investigación sobre género y migraciones en la que la ONG ha profundizado en los últimos años. En este caso, el estudio se centra en el impacto de las violencias de género en el acceso y mantenimiento de un empleo para las mujeres supervivientes, así como sus principales necesidades, dificultades y condiciones sociolaborales.
En el estudio, titulado «La inserción sociolaboral de las mujeres migrantes víctimas de violencia de género», se han tratado varios aspectos importantes para poder definir las condiciones y la realidad que viven estas mujeres. Así, se han abordado las necesidades específicas de estas mujeres durante el acompañamiento especializado o las dificultades que suelen encontrar en los recursos de orientación laboral.
Esta investigación ha centrado la atención en detectar estos factores que dificultan la integración laboral de estas mujeres, destacando los más importantes y exponiendo posibles soluciones y ejemplos de buenas prácticas que ayuden a mitigar estas problemáticas y a poder concluir con éxito su inserción.
Recuperar la autoestima y la motivación para lograr autonomía e independencia
Como mujeres que han sufrido las distintas formas que adopta la violencia, la violencia de género llega a ser incluso más determinante a la hora de poder acceder a un empleo e incluso de mantenerlo. Como señala el informe, «cuando se parte de una desigualdad estructural, por el hecho de ser mujer y ser migrante, todas las discriminaciones y violencias que van surgiendo alrededor afectan negativamente a las posibilidades para encontrar y mantener un trabajo digno en España», sin embargo, apunta, «el maltrato machista acaba generando un daño emocional que les condiciona mucho a la hora verse como valiosas y profesionales».
Por otro lado, es muy común que sus parejas o exparejas no les hayan permitido trabajar fuera de casa, por lo que «ellas mismas llegan a asumir que no valen para nada» y les deja unas profundas secuelas en su autoestima y su propio autoconocimiento.
Por este motivo, ayudar a reconocer las propias competencias y habilidades durante el trabajo de acompañamiento y de orientación, a la vez que se refuerza al mismo tiempo la autoestima y la motivación, permite que estas mujeres puedan descubrir nuevos caminos para lograr su autonomía y su realización tanto profesional como personal.
Una atención integral y personalizada para poder cumplir con la conciliación familiar
La trayectoria laboral y la trayectoria vital están enlazadas. Coordinar estos dos aspectos es una tarea complicada, especialmente para colectivos en situaciones de especial vulnerabilidad, como las mujeres inmigrantes que han atravesado episodios de violencia. Así, el informe destaca la necesidad de «una mayor dotación presupuestaria para la ampliación de recursos y número de profesionales en el ámbito tanto social, psicológico como laboral y de prospección», que garantice un acompañamiento integral.
Además, la investigación hace hincapié en la duración de los programas de inserción laboral, la cual, generalmente, es muy limitada. Esta corta duración es uno de los mayores inconvenientes a la hora de poder conciliar con la vida familiar, una situación más acentuada para las mujeres que constituyen familias monomarentales y que dificulta compatibilizar la labor de inserción con su trabajo de cuidados. Por esta razón la investigación señala la importancia de la existencia de «ayudas o becas de conciliación para el pago de escuelas infantiles, comedores, ludotecas, contratación de terceras personas…», que permitan a las mujeres asistir a los talleres sin tener que ocuparse permanentemente del cuidado de menores o familiares dependientes.
La sensibilización, herramienta clave contra los estereotipos y la precariedad
Concienciar a la sociedad a favor de una cultura que promueva la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, libre de racismo y de prejuicios, es clave para crear espacios seguros y desmontar las trabas y las desigualdades a las que se enfrentan las mujeres migradas supervivientes de estas violencias.
Esta sensibilización, indica el estudio, debe apuntar a «todos los estratos de la sociedad» para combatir, del mismo modo, prejuicios que conducen a la feminización y racialización de sectores más precarios y con peores condiciones laborales, como ocurre con el sector de las empleadas del hogar, «uno de los más olvidados en lo referente a sus condiciones sociolaborales». Así, el desarrollo e implementación de planes de igualdad en las empresas que contemplen medidas específicas para estas mujeres permite «humanizar los procesos laborales, favoreciendo un mayor conocimiento de los procesos migratorios y del ciclo de violencia».
Desde la ONG también se apunta a la idoneidad de «trabajar el empoderamiento en materia de derechos laborales e informar sobre todos ellos», para tener herramientas disponibles ante posibles abusos, y abordar ciertas reformas que acaben con las desigualdades existentes en estos sectores precarizados y para las personas migrantes.
Por este motivo, ayudar a reconocer las propias competencias y habilidades durante el trabajo de acompañamiento y de orientación, a la vez que se refuerza al mismo tiempo la autoestima y la motivación, permite que estas mujeres puedan descubrir nuevos caminos para lograr su autonomía y su realización tanto profesional como personal.
Una atención integral y personalizada para poder cumplir con la conciliación familiar
Además, la investigación hace hincapié en la duración de los programas de inserción laboral, la cual, generalmente, es muy limitada. Esta corta duración es uno de los mayores inconvenientes a la hora de poder conciliar con la vida familiar, una situación más acentuada para las mujeres que constituyen familias monomarentales y que dificulta compatibilizar la labor de inserción con su trabajo de cuidados. Por esta razón la investigación señala la importancia de la existencia de «ayudas o becas de conciliación para el pago de escuelas infantiles, comedores, ludotecas, contratación de terceras personas…», que permitan a las mujeres asistir a los talleres sin tener que ocuparse permanentemente del cuidado de menores o familiares dependientes.
Concienciar a la sociedad a favor de una cultura que promueva la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, libre de racismo y de prejuicios, es clave para crear espacios seguros y desmontar las trabas y las desigualdades a las que se enfrentan las mujeres migradas supervivientes de estas violencias.
Esta sensibilización, indica el estudio, debe apuntar a «todos los estratos de la sociedad» para combatir, del mismo modo, prejuicios que conducen a la feminización y racialización de sectores más precarios y con peores condiciones laborales, como ocurre con el sector de las empleadas del hogar, «uno de los más olvidados en lo referente a sus condiciones sociolaborales». Así, el desarrollo e implementación de planes de igualdad en las empresas que contemplen medidas específicas para estas mujeres permite «humanizar los procesos laborales, favoreciendo un mayor conocimiento de los procesos migratorios y del ciclo de violencia».
Desde la ONG también se apunta a la idoneidad de «trabajar el empoderamiento en materia de derechos laborales e informar sobre todos ellos«, para tener herramientas disponibles ante posibles abusos, y abordar ciertas reformas que acaben con las desigualdades existentes en estos sectores precarizados y para las personas migrantes.
Accem ha presentado este jueves un estudio elaborado en los últimos meses en el que aborda la inserción sociolaboral de las mujeres migrantes que han sufrido o sufren violencia de género. Este estudio se enmarca en la línea de investigación sobre género y migraciones en la que la ONG ha profundizado en los últimos años. En este caso, el estudio se centra en el impacto de las violencias de género en el acceso y mantenimiento de un empleo para las mujeres supervivientes, así como sus principales necesidades, dificultades y condiciones sociolaborales.
En el estudio, titulado «La inserción sociolaboral de las mujeres migrantes víctimas de violencia de género», se han tratado varios aspectos importantes para poder definir las condiciones y la realidad que viven estas mujeres. Así, se han abordado las necesidades específicas de estas mujeres durante el acompañamiento especializado o las dificultades que suelen encontrar en los recursos de orientación laboral.
Esta investigación ha centrado la atención en detectar estos factores que dificultan la integración laboral de estas mujeres, destacando los más importantes y exponiendo posibles soluciones y ejemplos de buenas prácticas que ayuden a mitigar estas problemáticas y a poder concluir con éxito su inserción.
Recuperar la autoestima y la motivación para lograr autonomía e independencia
Como mujeres que han sufrido las distintas formas que adopta la violencia, la violencia de género llega a ser incluso más determinante a la hora de poder acceder a un empleo e incluso de mantenerlo. Como señala el informe, «cuando se parte de una desigualdad estructural, por el hecho de ser mujer y ser migrante, todas las discriminaciones y violencias que van surgiendo alrededor afectan negativamente a las posibilidades para encontrar y mantener un trabajo digno en España», sin embargo, apunta, «el maltrato machista acaba generando un daño emocional que les condiciona mucho a la hora verse como valiosas y profesionales».
Por otro lado, es muy común que sus parejas o exparejas no les hayan permitido trabajar fuera de casa, por lo que «ellas mismas llegan a asumir que no valen para nada» y les deja unas profundas secuelas en su autoestima y su propio autoconocimiento.
Por este motivo, ayudar a reconocer las propias competencias y habilidades durante el trabajo de acompañamiento y de orientación, a la vez que se refuerza al mismo tiempo la autoestima y la motivación, permite que estas mujeres puedan descubrir nuevos caminos para lograr su autonomía y su realización tanto profesional como personal.
Una atención integral y personalizada para poder cumplir con la conciliación familiar
La trayectoria laboral y la trayectoria vital están enlazadas. Coordinar estos dos aspectos es una tarea complicada, especialmente para colectivos en situaciones de especial vulnerabilidad, como las mujeres inmigrantes que han atravesado episodios de violencia. Así, el informe destaca la necesidad de «una mayor dotación presupuestaria para la ampliación de recursos y número de profesionales en el ámbito tanto social, psicológico como laboral y de prospección», que garantice un acompañamiento integral.
Además, la investigación hace hincapié en la duración de los programas de inserción laboral, la cual, generalmente, es muy limitada. Esta corta duración es uno de los mayores inconvenientes a la hora de poder conciliar con la vida familiar, una situación más acentuada para las mujeres que constituyen familias monomarentales y que dificulta compatibilizar la labor de inserción con su trabajo de cuidados. Por esta razón la investigación señala la importancia de la existencia de «ayudas o becas de conciliación para el pago de escuelas infantiles, comedores, ludotecas, contratación de terceras personas…», que permitan a las mujeres asistir a los talleres sin tener que ocuparse permanentemente del cuidado de menores o familiares dependientes.
La sensibilización, herramienta clave contra los estereotipos y la precariedad
Concienciar a la sociedad a favor de una cultura que promueva la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, libre de racismo y de prejuicios, es clave para crear espacios seguros y desmontar las trabas y las desigualdades a las que se enfrentan las mujeres migradas supervivientes de estas violencias.
Esta sensibilización, indica el estudio, debe apuntar a «todos los estratos de la sociedad» para combatir, del mismo modo, prejuicios que conducen a la feminización y racialización de sectores más precarios y con peores condiciones laborales, como ocurre con el sector de las empleadas del hogar, «uno de los más olvidados en lo referente a sus condiciones sociolaborales». Así, el desarrollo e implementación de planes de igualdad en las empresas que contemplen medidas específicas para estas mujeres permite «humanizar los procesos laborales, favoreciendo un mayor conocimiento de los procesos migratorios y del ciclo de violencia».
Desde la ONG también se apunta a la idoneidad de «trabajar el empoderamiento en materia de derechos laborales e informar sobre todos ellos», para tener herramientas disponibles ante posibles abusos, y abordar ciertas reformas que acaben con las desigualdades existentes en estos sectores precarizados y para las personas migrantes.
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