22 de noviembre de 2024
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Doce consejos clave para gestionar el amor entre tus empleados

Doce consejos clave para gestionar el amor entre tus empleados

Los psicólogos de la plataforma de bienestar emocional especializada en empresas ofrecen las claves para conocer las ventajas y desventajas de las relaciones en la oficina, así como para gestionar posibles conflictos en la pareja que afecten al resto de la plantilla

Cuando se mezclan los afectos y las relaciones laborales de cualquier manera aumentan las posibilidades de llegar al conflicto, especialmente en el caso de tener una aventura o iniciar una relación de pareja con alguien del mismo trabajo. La complejidad de la vida y de las relaciones humanas harán imposible ponerle freno y debemos asumir que las relaciones afectivas se abren camino en el entorno laboral como resultado de la convivencia y, a veces, son las propias relaciones afectivas las que generan -por asociación laboral- una relación profesional.

Cuando una empresa es relativamente grande, lo normal es que haya desarrollado no solo una cultura empresarial más o menos explícita, sino que además contará con una normativa interna que regula el comportamiento de los empleados. Esto quiere decir que los trabajadores tienden a ajustar su conducta en función del estilo general que perciben en el equipo, el clima emocional que se respira en la empresa, los valores reivindicados como propios por la compañía y, por supuesto, las normas de obligado cumplimiento.

Desde el punto de vista de una empresa que no tiene una política establecida en este sentido, las premisas de los psicólogos de ifeel, la plataforma de psicólogos online para empleados, para gestionar las relaciones amorosas en el trabajo se resumen en que la empresa no puede ser ingenua ante esta realidad, con sus ventajas y sus riesgos. Al contrario, debemos contar con que, en el trabajo, el roce hace el cariño (y la aversión, cuando la chispa se acaba), igual que el propio cariño nos hace buscar el roce. La empresa debe actuar de forma madura para que actúe a favor del funcionamiento de todos en lugar de torpedear la tarea, según iFeel:

  1. Actitud positiva y receptiva del empleado. Cuando son satisfactorias, las relaciones sentimentales y sexuales resultan enormemente estimulantes para las personas que las viven. Esto puede jugar a favor de su desempeño en el trabajo, especialmente cuando las relaciones ocurren con otro miembro del equipo, pues al estar más contentos, tenemos una actitud más favorable y optimista hacia el exterior, tendemos a estar más conformes con lo que ocurre y con lo que nos proponen, puede aumentar nuestro nivel de amabilidad y generosidad y también la motivación. Es decir, en términos coloquiales todo tiende a “parecernos mejor” si estamos en pleno auge emocional por una relación (incipiente o que se va estructurando) que nos hace especial ilusión.
  2. Distracción. La parte negativa es que su nivel de emoción puede ser muy alto y entonces se tiende a distraerse más, porque nuestra capacidad de concentración disminuye. Si, además, tienen todo el rato delante a la persona que les gusta cerca por ejemplo, la distracción tiende a no disminuir. Hay que partir de la base de que es una situación pasajera y que el tiempo normalizará su nivel de emoción.
  3. Separar lo personal de lo profesional. Si se llega al punto al que es necesario, se debe recomendar a la pareja. Se puede hacer y se aprende base de práctica, sin ser demasiado rígidos. Recomendemos un cierto autocontrol sobre los temas de conversación, para que aquellos asuntos de la vida privada se queden fuera de la oficina. Un truco relativamente sencillo que puede ayudar a separar roles y ubicarnos en el lugar de trabajo es llamarse por el nombre de pila cuando estamos trabajando, tanto para hablar entre nosotros delante de otras personas como para mencionarnos cuando estemos hablando con otras personas, en lugar de usar apelativos más informales y que empleamos en la esfera privada.
  4. Evitar exigencias excesivas o deficientes. Puede suceder que la pareja gradúe erróneamente sus interacciones y demandas con la otra persona. Por ejemplo, puede suceder que para que delante de terceros no parezca que se favorecen entre ellos, se endurezca el trato y se exija más de lo que le corresponde, convirtiendo la relación natural de subordinación jerárquica en una relación abusiva tanto en lo laboral como en lo personal. Otras veces, se puede caer en lo contrario, desarrollando un patrón más complaciente de lo que deberían y que acaba siendo interpretado por los demás como una relación de favoritismo. Ambas situaciones son realmente tóxicas para el funcionamiento general del equipo. Por eso debemos estar atentos y evitarlas.
  5. Participar en proyectos o departamentos diferentes. A veces la empresa es tan pequeña que es inevitable estar implicados en las mismas tareas, o bien la organización del equipo hace inevitable la separación. No obstante, por lo que pueda pasar, conviene evitar en la medida de lo posible que la pareja esté en el mismo equipo, procurando implicarse en proyectos diferentes y a cargo de supervisores diferentes. Así se pueden prevenir interferencias de lo personal en lo profesional.
  6. Tener en cuenta riesgos psicológicos y legales. Si las personas implicadas pertenecen a diferentes niveles jerárquicos (una es subordinada de la otra) es imprescindible tratar este aspecto con especial cuidado. Esto quiere decir que, si quien toma la iniciativa o muestra más “interés” es el jefe/a, no debe permitir que sus afectos nublen un dato crucial: hay que tener cuidado con los compromisos en los que ponemos a nuestros subordinados desde nuestra posición de poder o autoridad. De lo contrario, el riesgo es que la seducción se contamine y suponga una presión para la otra parte, que puede sentirse obligada a responder más allá de sus deseos, o puede sentirse incómoda o intimidada. Cuando los acercamientos no son prudentes y no están bien medidos, la otra parte puede vivirlos como un acoso que, además de tener consecuencias psicológicas más o menos importantes y perjudicar la dinámica de trabajo, podrían llegar a acarrear consecuencias legales.
  7. Evitar la prohibición. No es adecuado prohibir o castigar el hecho de que entre los trabajadores surjan, de vez en cuando, relaciones sentimentales de algún tipo, pues al ser inevitable, se llevaría en secreto, lo que no es muy beneficioso para el bienestar del trabajador y, por tanto, para el bienestar de la empresa. Es mejor ser transparentes: todos somos adultos y podemos tolerar que este tipo de situacionesocurran en el trabajo.
  8. Contención de las manifestaciones de afecto. Sin embargo, debemos recordar que estamos en la oficina para trabajar y conviene que todos tengamos en cuenta que nuestro comportamiento influye en el trabajo de los demás. Por eso, si ya hay parejas en el equipo, si las ha habido en el pasado o en previsión de que surjan en el futuro, los trabajadores deben tener claros unos mínimos sobre cómo encajar esta situación en el entorno laboral. Tratar con respeto a los compañeros quiere decir que no podemos manifestar el afecto hacia ellos de cualquier manera, ni siquiera cuando tenemos una relación sentimental con un compañero. No podemos hablarnos de cualquier manera, aunque sea favorablemente, ni intercambiar cualquier muestra física de afecto, dado que eso podría ser incómodo para la persona en particular y para el conjunto del equipo. Si eso sucede, podría generar una interferencia en el clima emocional general. Conviene tener una actitud distendida y educada pero siempre prudente y no invasiva.
  9. No tolerar discusiones que no tengan que ver con el trabajo. Las discusiones vehementes, sobre todo cuando se convierten en broncas, deben ser evitadas a toda costa y ser consideradas por parte de la persona encargada de coordinar el equipo y/o los responsables de Recursos Humanos como un toque de atención sobre la cohesión del equipo y el clima laboral. Los desacuerdos, incluso los conflictos interpersonales más amargos, son humanos y no siempre podemos evitar que surjan. No obstante, sí podemos evitar manifestarlos abiertamente con nuestra conducta y de una manera que violente el ambiente del equipo.
  10. Establecer normas de comunicación interna online. El teletrabajo dificulta el establecimiento de flirteos y relaciones sentimentales serias entre los miembros del equipo. Sin embargo, la comunicación interna sigue existiendo y tiene que cuidarse, aunque sea online. En consonancia con lo que ya hemos dicho, se debe evitar -especialmente en los chats de grupo- que se produzcan cotilleos sobre miembros del equipo, que se coquetee abiertamente con alguien, que se intercambien contenidos verbales y visuales inapropiados (por ejemplo en lo que se refiere a gifs e iconos) o que dos miembros del equipo que son pareja utilicen ese canal de comunicación interna para tratar asuntos de su relación.
  11. Beneplácito de los trabajadores. Cualquier decisión que se tome dentro del ámbito de las parejas o de las exparejas debe llevarse a cabo con el beneplácito de estos. Si ambos comparten al mismo coordinador o supervisor y este está al corriente de que son pareja, puede tenerlo en cuenta a la hora de juntarlos o separarlos en un proyecto, por ejemplo preguntándoles directamente qué prefieren hacer, dónde se sentirán más cómodos y, por supuesto, de qué manera creen que su rendimiento puede ser más eficiente. Además, si él conoce su situación sentimental pero el resto del equipo no, debe mostrarse respetuoso con esa información y permitir que sean los interesados quienes la gestionen, recordándoles no obstante que lo importante es estar bien a la vez que se trabaja (no solo una de las dos cosas).
  12. Ante una ruptura violenta y no amistosa. Es el peor escenario posible y la empresa debe estar preparada para ello. El estado de ánimo de las personas implicadas va a quedar perjudicado, al menos temporalmente. Esto puede ir acompañado de un aumento de la susceptibilidad o sensibilidad y un descenso de la concentración, debido a la prevalencia de lo emocional sobre el juicio lógico y racional. Hay que estar atentos también a cómo esto afecta a la dinámica grupal dentro del equipo, ya que pueden darse conflictos de lealtades a la hora de alinearse con uno, con otro o con ambos. La paciencia y la empatía con dos personas que están en esta situación son dos buenos antídotos contra esta conflictividad. Poco a poco tendrán que ir aprendiendo a separar el conflicto de la relación sentimental de lo demás, para poder empezar a establecer una relación profesional correcta, incluso aunque no sea amistosa o afectuosa.

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