Con la llegada de los meses de verano, son muchas las empresas españolas que optan por ofrecer a sus empleados el horario de trabajo en jornada intensiva.
En esta modalidad, el trabajo se desempeña de forma continuada, lo que reduce el número de horas en la oficina o frente al ordenador. Gracias a esta posibilidad, los empleados cuentan con mayor tiempo libre para dedicar a su familia, aficiones y descanso. De hecho, de acuerdo con el I Barómetro del empleo elaborado por Infojobs, los beneficios son tales que al 76 % de los trabajadores españoles les gustaría disfrutar de una jornada de trabajo continua.
Al aumentar las horas de ocio, también se ve incrementada la motivación de los empleados y se reducen sus niveles de estrés al producirse un menor desgaste físico y mental.
La posibilidad de finalizar antes nuestra jornada influye directamente sobre nuestra capacidad de concentración, mejorando así nuestra eficiencia.
Sin embargo, si mantenemos los mismos hábitos de trabajo que hemos tenido durante el resto del año, corremos el riesgo de convertir la jornada intensiva en una estresante maratón donde las tareas no se terminen a tiempo y la única solución sea echar horas extra sin descanso. Para evitarlo, la experta en productividad, hábitos y emprendimiento, Lucía Jiménez Vida, establece una serie de pautas y consejos para aumentar nuestra productividad durante la jornada intensiva:
- Ordenar por prioridades nuestra lista de tareas el día antes. Disponemos de menos tiempo para terminar nuestro trabajo, por lo que debemos crear listas de tareas más cortas que, además, organizaremos por orden de importancia. Al dejarlo hecho con antelación, podremos iniciar nuestra jornada sabiendo por dónde debemos empezar.
- Empezar por las tareas más importantes y que requieren mayor concentración. A primera hora del día, tenemos menos interrupciones y nuestra mente se encuentra más despejada, por lo que aprovecharemos para sacar adelante el trabajo más exigente. De esta forma, podremos dedicar las horas de más calor, cuando el cansancio empieza a aparecer, a tareas más mecánicas.
- Ajustar las reuniones a 15 minutos de duración. Es el tiempo que realmente se necesita para poner ideas en común y definir los siguientes pasos a realizar. Siempre que sea posible, sustituiremos las reuniones de seguimiento por otro tipo de herramientas de gestión de proyectos.
- Consultar el correo solo dos veces al día, preferiblemente a media mañana y antes de finalizar la jornada. De esta manera, podremos dedicar las horas de máxima concentración, a primera hora, a las tareas que se encuentran en primer lugar en nuestra lista de prioridades. Además, es importante saber distinguir entre aquellos correos que necesitan respuesta inmediata y los que podemos posponer para una revisión posterior.
- Usar la técnica Pomodoro 25-5 para aumentar la concentración nos permitirá terminar un mayor número de tareas en menos tiempo. Para ello, eliminaremos distracciones como el teléfono móvil siempre que sea posible. La técnica Pomodoro incita a trabajar en bloques de 25 minutos con 5 minutos de descanso y nos permite alcanzar nuestro pico máximo de concentración sin malgastar nuestra energía.
Jornada intensiva, teletrabajo y conciliación
Debido a la dificultad para conciliar el trabajo con el cuidado de los hijos y con el fin de reducir las posibilidades de contagio de la COVID-19 en las oficinas, muchas empresas han mantenido la modalidad de teletrabajo para sus empleados.
Esta situación puede dificultar la concentración por parte de los trabajadores que deben hacerse cargo de sus hijos y, además, terminar sus tareas en menos tiempo.
Por ello, es importante que desde las empresas se ofrezca la posibilidad de flexibilizar el horario de jornada intensiva, permitiendo que el empleado elija la hora de entrada y salida.
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