Según la EPA la destrucción de empleo en España desde 2008 se ha disparado hasta alcanzar una cuota del 26% en 2013, unas cifras que nunca se han dado en nuestro país y han propiciado situaciones dramáticas en muchos hogares. Todos conocemos casos desesperados de familias con todos sus miembros en paro y serios problemas para sobrevivir. Lamentablemente nos estamos acostumbrando a altos niveles de ansiedad y estrés ya que los medios de comunicación se encargan de alimentarnos diariamente con noticias poco alentadoras que no s provocan malestar y pocas ganas de sonreír a la vida.
Las consultas de los psicólogos y psiquiatras están repletas de gente, el número de bajas laborales se dispara y todo el mundo tiene la sensación que estamos en una especie de locura colectiva que no lleva a ningún sitio. Los desempleados tienen un problema claro de autoestima destruida. El individuo se ve obligado a enfrentarse con situaciones que no ha elegido y a la que nunca se ha enfrentado en el pasado, ya que el desempleo es un hecho indeseable, impredecible e incontrolado. Toda esta vorágine de emociones los llevará a un progresivo aislamiento y a una crisis de identidad bastante importante. La incertidumbre y la inseguridad son los compañeros habituales del día a día de un desempleado. Su libertad de elección se ve mermada y se sienten como un barco a la deriva sin ninguna capacidad para coge el timón y dirigir.
El Coaching y su aporte al desempleo
La persona desempleada necesita ser escuchada, necesita investigar por sí misma qué es lo que siente y por qué. La labor del coach precisamente es esa, escuchar de manera activa y ayudar al coachee a identificar sus emociones para dotarle de las herramientas necesarias para enfrentarse a su nueva realidad y tratar de recuperar la confianza y la seguridad en sí mismo. El coach estará presente en todo el proceso apoyando en los momentos difíciles para que la persona no se sienta desamparada en ningún momento.
El coaching considera las crisis personales como auténticas oportunidades de cambio. Ayuda al individuo a fijar un objetivo claro y a crear los planes de acción necesarios para conseguirlo.
El coach remará en la misma dirección que el coachee durante el proceso para que el resultado final sea exitoso. Le mostrará el camino para que compruebe que es capaz de conseguir su objetivo y cuando lo logre saldrá fortalecido por el aprendizaje y el autoconocimiento adquirido. Es una relación de confianza en la que ambas partes tienen derechos y obligaciones y en la que se crea un sello tácito desde el inicio para que ambos consigan sus metas. Al no tratarse de una terapia, en pocas sesiones la persona puede notar cambios en su autoestima y en su nueva manera de enfocar los problemas. Y sobre todo comprueba que junto a un coach es posible continuar hacia adelante y no sentir la confusión ni el desánimo.
Tanto el coaching individual como el grupal, a pesar de tener cualidades diferentes, ofrecen al coachee todas las herramientas necesarias para elaborar un plan de ataque, tomar las decisiones idóneas y conseguir la meta fijada. Es posible que en un futuro no muy lejano todo el mundo tenga su coach personal y confíen en él para superarse y desarrollar sus capacidades. Sin duda estamos hablando de una profesión que está creciendo de manera exponencial en los últimos años. Las condiciones socioeconómicas aumentan la demanda de coaches y su labor empieza a ser de suma importancia para el bienestar de mucha gente. Estamos seguros que el coaching estará pronto en el lugar que merece por la labor tan importante que está desarrollando.
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