¿Eres un directivo tratando de gestionar equipos en remoto? ¿Un empleado tratando de acostumbrarte a ir a una oficina casi desierta por el covid 19? ¿una madre que no sabe qué inventar para que sus hijos la dejen concentrarse un rato en su teletrabajo?
Estas cinco técnicas de coaching te ayudarán a re-conectar con tu mejor energía, ganar en perspectiva y enfocar bien tus metas y objetivos.
Nada más importante que comenzar o re-comenzar la jornada las veces que sea necesario despejando sentimientos negativos cuando uno se siente algo bloqueado por la marcha de determinados acontecimientos potenciadores del estrés: por ejemplo, ese llegar a tiempo con embotellamiento de tráfico de dejar a los niños en el cole y estar puntual en la oficina.
Ahí nos puede servir la técnica de la ventilación. Ventilar es airear, refrescar, oxigenar… ¿cómo se oxigena uno?
Ralentizando la respiración, haciéndola más honda y profunda, sintiendo como el aire llena el diafragma y dejándolo exhalar lentamente. Tomando conciencia de cómo está el propio cuerpo: ¿dónde se nota la tensión?, ¿dónde duele? … imagina que esa parte del cuerpo va distensionándose, relajándose, apoya mejor la espalda en el asiento del coche o de la oficina o de la silla de casa. Haz una pausa y tómate un café y, con la distancia que sea necesaria, habla con el compañero, ventila otra vez contando las dificultades a las que te enfrentas, ese proyecto atascado, esa hija adolescente.
Quizá no sepas ni por dónde empezar de la cantidad de cosas que debes sacar adelante. Ahí necesitas técnicas de priorización. Puede que algo tan sencillo como elaborar una lista de las cosas por hacer y, a continuación, priorizar distribuyendo tareas y subtareas en orden de mayor a menor importancia, ya te permita ordenar bien el día y la semana. Si trabajas en equipo en agile, sabes de lo que estamos hablando, esas listas de “pendiente de hacer”, “en marcha”, “ya realizado” son extremadamente útiles, pero no es necesario estar trabajando formalmente en equipos agile para tener ese remedio a mano. O quizá lo que te preocupa no es por dónde empezar a hacer, sino si debes hacer o no, es decir, si tomar una decisión en un sentido o tomarla en otro. Ahí hazte una lista de argumentos para el sí y argumentos para el no, con pros y contras e incluso esquemas.
Pero quizás la principal dificultad estribe, no en la priorización, sino en que no ves cuál es el objetivo al que debes dirigirte: estás tan metido, por así decirlo, en la jungla, que no ves el final del camino. Ahí te pueden servir las técnicas de perspectiva. Pregúntate a ti mismo: si me observara desde una nube, ¿qué vería?, si me visitase un hada que puede verlo todo, la situación entera, ¿qué me diría?, si yo tuviese a un amigo en mi misma situación, ¿qué le recomendaría?
Puede que estés atravesando una situación en la que tienes la sensación de que algo no encaja bien en el puzzle, de que el proyecto/objetivo laboral que debes sacar adelante, en el que están implicadas muchas personas, cuesta excesivamente, se “atrabanca”. Ahí puedes usar la técnica del mapa mental, y hacer, por ejemplo, una “constelación sistémica”. Suena raro el nombre, pero, en realidad, se trata de algo simple. Coge lo que tengas a mano en tu mesa: bolis, post-it, celo, tijeras… y colócalos delante tuyo, en la misma mesa si quieres, de manera que cada objeto represente una persona de todas aquellas implicadas en que el proyecto salga adelante, incluyéndote a ti misma y pon también un objeto que represente al proyecto en si. No pienses mucho, sólo coloca cada objeto delante de ti y, cuando ya lo tengas, plantéate las siguientes cuestiones: ¿hay algo que te llame especialmente la atención?, ¿alguna forma, algún color, alguna posición, alguna relación entre las posiciones, colores, formas de los objetos?, ¿qué dice la posición, forma, color de los objetos y su distancia entre si sobre las personas implicadas?, ¿y sobre ti?, ¿y sobre el proyecto?, si pudieras cambiar de posición un solo objeto, ¿cuál sería y dónde lo colocarías?, ¿qué pasa entonces?. Esto puede ayudarte a tomar conciencia de determinadas conexiones entre personas y objetivos que antes no veías.
Por último, quizás necesitas más energía, motivación y fuerza y para eso hay varias técnicas de re-energización y creatividad. Por ejemplo, puedes ponerte esa canción que sabes que te carga las pilas. Puedes ponerte a ti misma el nombre de tu heroína preferida, rodearte de plantas, posters, tazas de viajes, post-its con frases inspiradoras, todo aquello que nada más verlo te hace sentir instantáneamente bien… puedes imaginar que ya has llegado a la meta que tanto deseas alcanzar porque un Mago que te ha visto en el futuro te ha dicho que lo has conseguido y puedes preguntarle al Mago cuáles han sido los pasos intermedios, qué has hecho para llegar, para conseguirlo. También puedes fantasear con ese dilema que te tiene dividida y retarte a ti misma diciéndote: ¿y si no tengo que escoger entre A y B?, ¿y si puedo combinar A y B?, ¿y si no tiene que ser ni A, ni B sino otra opción completamente distinta?
Espero que estas sencillas técnicas que usamos en nuestro Programa de Coaching y Mentoring de Unir te ayuden en tu vuelta al trabajo. Si eres directivo, no olvides compartirlas con los miembros de tu equipo y si no lo eres, con tus amigos y compañeros.
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