De la homogeneidad a la más completa disparidad. La digitalización ha puesto sobre la mesa unos entornos virtuales globales en los que la integración en entornos laborales no resulta sencilla. Diferencias, exclusión, roces, malentendidos y matices dificultan el diálogo, pero este puede lograrse con la toma de conciencia sobre la propia singularidad de las personas, la relativización de los elementos más visibles y la puesta en valor de las fortalezas no observables con ayuda del coaching.
Para incorporar la diversidad a las organizaciones el coaching identifica habilidades predominantes sobre las que trabajar, así como personalidades y comportamientos y plantea preguntas sobre los puntos comunes –y no sobre las diferencias-, el aprendizaje del otro, la contribución de cada persona a la organización, etc. Las propias respuestas eliminan barreras y prejuicios, lo que en ocasiones supone un viraje en la cultura organizacional hacia entornos inclusivos en los que las personas son juzgadas como individuos, no como miembros de un grupo. El resultado es un clima de respeto y bienestar, de trabajadores empoderados, de win-win para una organización eficaz, innovadora y adaptada al cambio y las necesidades del mercado donde el talento se desarrolla de modo natural.
Para Cris Moltó, presidenta de ICF España, “la diversidad siempre debe gestionarse con respeto, tolerancia, flexibilidad y empatía. Solo así es posible convertir las diferencias en sinergia y enriquecimiento y, por tanto, en el único modo de que cada persona pueda despertar y desarrollar con esplendor todo su potencial en la aspiración máxima de alcanzar un mundo infinito de posibilidades desde donde evidenciar el poder y valía auténticos de lo diferente. No en vano, la heterogeneidad supone una oportunidad para optimizar la eficacia, aumentar la competitividad y ampliar el prisma desde el que vislumbrar el único horizonte posible a día de hoy: la convergencia de la unidad en la necesidad y satisfacción valiente de lo divergente. Dicha divergencia es consecuencia directa del poder transformador que aflora naturalmente de la multiplicidad brindada en cada una de las nuevas perspectivas exploradas”. En cuanto a la fidelización del talento, afirma: “La diversidad también responde a las necesidades y valores del público interno de las organizaciones, los propios empleados, que extienden sus expectativas a todos los niveles jerárquicos”.
Para abrir una organización a la diversidad, lo que en suma es un proyecto de innovación, desde ICF recomiendan apoyarse en coaches profesionales, que contribuyen a mejorar la motivación, el compromiso y el crecimiento profesional de los empleados, mejorando la cohesión y efectividad de los equipos de trabajo y alineando competencias con las necesidades de los roles de la organización.
Para garantizar la calidad en el servicio, el respeto a un código ético y una prácticas de validez internacional, desde ICF se recomienda abordar estos procesos de transformación y liderazgo empresarial y humano con la ayuda de coaches profesionales debidamente formados y certificados. Formación específica con los más altos estándares, reciclaje continuo y experiencia resultan claves en la elección del coach. Las certificaciones profesionales de ICF suponen una garantía de selección de un coach con la formación, conocimientos, habilidades, competencias, experiencia y, en definitiva, capacitación necesaria para el ejercicio de la profesión y el acompañamiento al cliente.
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