En un mundo donde despertamos cada día con una innovación tecnológica que no existía el anterior, donde la transformación digital ha impactado de lleno en empresas y organizaciones, se pueden cometer el error de pensar que sólo las profesiones tecnológicas tendrán sentido en el futuro y no habrá lugar para las humanidades. Nada más lejos de la realidad.
Se ha celebrado el Día Mundial de la Filosofía, constituido en 2005 por la UNESCO para celebrar la importancia de la reflexión filosófica. La esfera empresarial no es en absoluto ajena a la Filosofía: es necesaria para comprender el entorno cambiante en el que se mueve.
“Pensemos, por ejemplo, en los dilemas sociales y éticos que plantean la creciente automatización de procesos y la irrupción de la inteligencia artificial. Estos avances tienen un fuerte impacto en nuestras formas de vida, como individuos y como sociedad. Es preciso entender todas las dimensiones de estos retos, para afrontarlos con garantías de éxito. En este contexto, las humanidades y específicamente la filosofía juegan un rol decisivo”, asegura José Aguilar, doctor en Filosofía, profesor de EOI (Escuela de Organización Industrial) y socio de Mindvalue.
Es más: los negocios, la tecnología o las humanidades no deberían ser compartimentos estancos. Aguilar recuerda unas palabras de Fabiola Gianotti, directora general del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear): “Necesitamos romper los silos culturales. Muy a menudo las personas ponen la ciencia y las humanidades, o la ciencia y las artes, en diferentes silos. Son la máxima expresión de la curiosidad y creatividad de la humanidad”.
Por este motivo, cada vez son más demandados los perfiles profesionales con visión holística de la empresa y los proyectos. “Solo un trabajo colaborativo produce ventajas competitivas sostenibles”, asegura el profesor de EOI, siguiendo esta línea de pensamiento. “La creciente complejidad de los entornos de negocio exige un abordaje multidisciplinar. Ya no es posible progresar ni innovar desde una sola especialización. Los equipos más creativos integran aportaciones complementarias”, concluye Aguilar.
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