La definición de dormir es “hallarse en el estado de reposo que consiste en la inacción o suspensión de los sentidos y de todo movimiento voluntario” y la de descanso es “quietud, reposo o pausa en el trabajo o fatiga” según la Real Academia Española. ¿Será que realmente logramos ese descanso efectivo y lo hacemos consciente?
En múltiples ocasiones, hemos mencionado que todos nos encontramos en la búsqueda de una vida saludable y equilibrada. Es así como el descanso es un pilar fundamental de ello, emergiendo como un nutriente esencial que a menudo pasamos por alto.
El sueño reparador, el buen descanso y la relajación, juegan un papel crucial en nuestro bienestar físico, mental, emocional e incluso, espiritual, más allá de la alimentación y el ejercicio. Fisiológica y psicológicamente, numerosos estudios científicos respaldan la importancia del descanso adecuado para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano y su capacidad para recuperarse de las demandas diarias. En este contexto, vamos a explorar cómo el descanso puede considerarse un nutriente esencial para una vida plena y saludable.
Uno de los temas más interesantes en este tenor científico, es tratar de explorar y entender el ciclo de sueño y descanso, que también se conoce como ciclo circadiano. De forma breve y sencilla se define como un proceso biológico que regula el ritmo de sueño y vigilia en los seres humanos y otros organismos. Este ciclo se basa en la producción de hormonas, como la melatonina, que influyen en el estado de alerta y la somnolencia.
Durante el ciclo de sueño, el cuerpo pasa por diferentes etapas, como el sueño ligero, el sueño profundo y el sueño REM (Movimiento Rápido de los Ojos, por sus siglas en inglés), cada una con características y funciones específicas para la recuperación física y mental. Este ciclo está directamente vinculado e influido por factores ambientales como la luz y la oscuridad, por las rutinas y hábitos de sueño y la salud en general.
A continuación, presento algunas recomendaciones, respaldadas con evidencia científica, que son parte de un buen descanso para ser utilizado como ese nutriente esencial
Establece un horario de sueño regular.
Ir a la cama y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, puede ayudar a regular el reloj interno del cuerpo y mejorar la calidad del sueño.
Crea un espacio favorable para descansar y dormir.
Tu entorno de sueño debe ser fresco, oscuro y tranquilo. Evita la exposición a la luz azul de pantallas de dispositivos electrónicos antes de acostarte, ya que puede afectar la producción de melatonina, la hormona del sueño.
Practica técnicas de relajación.
La meditación, el yoga, la respiración profunda y otras técnicas de relajación pueden ayudarte a reducir el estrés y la ansiedad, lo cual favorece un sueño más reparador.
Crea un hábito de ejercicio.
El ejercicio regular puede mejorar la calidad del sueño al promover la relajación y reducir el estrés.