Aunque parezcan una utopía, las vacaciones ilimitadas ya son una realidad en el mercado laboral, al menos en algunos puestos, organizaciones y sectores.
El bienestar llega, entre otras cosas, por una adecuada combinación de cantidad y calidad de tiempo. Los empleados dan cada vez más importancia a esto y las empresas lo saben. Por eso las vacaciones ilimitadas son una expresión perfecta de esa combinación.
Sin embargo, ¿tiene sentido hablar de “vacaciones ilimitadas”? ¿Benefician tanto a los empleados como estos imaginan? ¿Estaría dispuesta cualquier organización a dar vacaciones ilimitadas a cambio del cumplimiento de los objetivos?
Formado por psicólogos expertos en bienestar laboral, el equipo de ifeel analiza esta medida que, junto con el teletrabajo, la semana laboral de cuatro días o la jornada no lineal están llevando a las empresas a un nuevo nivel de adaptación a las necesidades reales de sus empleados.
Riesgos potenciales de las vacaciones ilimitadas
En realidad, el concepto de vacaciones ilimitadas alude al aumento del tiempo de vacaciones pagadas por encima de lo habitual (22 días por año trabajado), distribuidas con mayor flexibilidad.
Muchos responsables de Recursos Humanos se preguntan cómo una medida así podría afectar a la productividad de la plantilla. También ven venir problemas para la coordinación entre los miembros de los equipos: si no se gestionan bien, las vacaciones ilimitadas podrían hacer que los empleados fueran poco disponibles y previsibles para sus compañeros.
Por otro lado, disfrutar de vacaciones ilimitadas suele supeditarse al cumplimiento de ciertos objetivos y esto entraña algunos riesgos. En primer lugar está la tentación de la empresa de inflar innecesariamente esos objetivos de modo que, en la práctica, sea imposible conseguirlos y disfrutar de vacaciones ilimitadas: eso perjudicaría a la experiencia de los empleados.
En segundo lugar, estos podrían tener el impulso de conseguir cualquier objetivo en un tiempo excesivamente corto, solo para poder disfrutar de las supuestas vacaciones ilimitadas. Esto podría generar descompensaciones en su jornada laboral, persiguiendo un rendimiento adulterado que puede acabar generando problemas en su salud a medio o largo plazo.
7 claves para irse (bien) de vacaciones ilimitadas
En este sentido, el equipo de psicólogos expertos en bienestar laboral de ifeel hace las siguientes recomendaciones:
- Definir bien la política de vacaciones ilimitadas: en qué consiste realmente y qué empleados pueden beneficiarse de ello.
- Comprometerse a nivel corporativo a ofrecer solo beneficios reales y accesibles, para que no se vuelvan en contra de la empresa ni de los empleados.
- Definir los objetivos de acuerdo con los empleados, de manera flexible y realista.
- Prever buenos mecanismos de coordinación y rendimiento de los equipos durante las vacaciones.
- Fortalecer los mecanismos de comunicación interna de la compañía.
- Recordar que la presencia física del equipo, así como el calendario laboral convencional, no garantizan de por sí un mejor rendimiento.
- Revisar el uso del tiempo y tenerlo en cuenta al diseñar un determinado puesto: la eficiencia no es disponer de mucho tiempo para hacer algo sino emplear para cada tarea solo el tiempo que requiere. El tiempo no empleado en trabajar podría ser susceptible de convertirse en vacaciones.
En definitiva, según recuerdan los expertos de ifeel, se trata de obtener un resultado que sea óptimo (satisfactorio para empleado y empresa) a un nivel de desgaste asumible para el trabajador, es decir, de manera eficiente tanto en los aspectos técnicos como en los que se refieren al bienestar físico y psicológico del trabajador.