La salud y el bienestar de nuestros empleados son cuestiones muy importantes que debemos tener en cuenta siempre. Las empresas que trabajan en una cultura del bienestar se han convertido en una tendencia cada vez más presente. Estas organizaciones se plantean la salud como una inversión y la ofrecen como propuesta de valor añadido a sus empleados.
En la actualidad, el salario ya no lo es todo, el empleado siempre preferirá trabajar en una compañía que se preocupe de su salud y bienestar. Incorporar una estrategia de bienestar debe ser un must en toda empresa, debería ser uno de nuestros principales objetivos como empresa moderna. Y es que conseguir el bienestar en nuestros equipos significa que los empleados están contentos con el trabajo que hacen; un trabajador feliz es un 88% más productivo.
Impulsar el bienestar integral: mejor si es en equipo
Para que nuestro programa sea un éxito, debemos trabajar con el concepto de bienestar integral, entender la salud de los empleados como un todo, fomentando hábitos de vida más saludables conectados con la sociedad, y que mejor que hacerlo junto a tus compañeros, en equipo, para no quedarte solo en la aventura del cambio. Si además contamos con un entorno que se puede adaptar a la cultura y valores de nuestra organización, la atracción y compromiso de los empleados serán totales.
Es por ello que incluir acciones de impacto social en la estrategia del bienestar es fundamental, y la mejor fórmula de hacerlo es a través de iniciativas que fomenten las relaciones sociales.
En toda estrategia de bienestar es necesario cuidar el aspecto social del empleado, el compromiso y el trabajo en equipo, y todo ello dentro de un entorno inclusivo y diverso, que se vaya adaptando al cambio, a las necesidades de cada empresa y de cada empleado.
La salud y el bienestar son claves para el compromiso de los empleados, para su productividad y fidelización, pero también para atraer talento. Las empresas deber asumir la importancia y la responsabilidad que tienen de promover la salud y el bienestar de sus empleados, dentro y fuera del entorno laboral.
Por ello, las iniciativas que promueven una mejora en las relaciones sociales tienen un impacto positivo y directo en el bienestar de los empleados y en su productividad.
Y para conseguir este impacto positivo promoviendo el bienestar entre tus colaboradores es conveniente seguir unos pasos:
- Mapa de necesidades y planificación del enfoque: Aquí deberemos tener en cuenta cuáles son los principales impulsores para implementar la estrategia y, por supuesto, analizar las necesidades. Recordemos que son los empleados los primeros interesados y que, sin su colaboración, no hay proyecto. Sondear la opinión de los empleados y encontrar sus límites serían un primer paso. Hay que ser original, pensar en los valores y cultura de la empresa nos puede ayudar. No todas las acciones valen, contar con una plataforma digital nos dará la flexibilidad para adaptar y personalizar cada acción, cada evento, cada hito de la empresa, no vale una acción y siempre la misma para todos.
- La dirección siempre es el mejor embajador: Es vital que los líderes de la empresa entiendan el valor del programa de bienestar para garantizar su apoyo en recursos, en la comunicación y en la participación.
- Diseño y desarrollo: El programa de bienestar debe tener una proyección a largo plazo, un mínimo de 12 meses. Las acciones puntuales ayudan, pero no generan el impacto esperado y nos obliga a realizar un esfuerzo extra en la comunicación interna.Un programa de bienestar digitalizado nos ayudará a llegar a todos los rincones de nuestra organización (sedes, delegaciones, …), incluso a nuestros clientes. Un programa de bienestar bien diseñado y que cuente con una dinamización mensual a cargo de expertos en los pilares del bienestar (físico, emocional, nutricional, financiero, medioambiental, social) actúa como vitamina para revitalizar la actividad de la empresa. Es fundamental contar con una herramienta que se adapte a nosotros, que nos permita personalizar y crear nuestros propios eventos, contenidos, retos individuales o de equipo, talleres, itinerarios formativos, recompensas, puntos de encuentro, … y siempre en base a los objetivos del programa, de nuestra cultura, valores, hitos, … y, por supuesto, en base a los gustos e intereses de cada persona. Cada persona debe encontrar su espacio y por ello el entorno debe ser inclusivo, cercano a todos.
- Comunicación y lanzamiento: Una vez tenemos desarrollado y aprobado nuestro programa, deberemos comunicar el mismo a los empleados. Una buena comunicación aporta solidez, seriedad y compromiso. Siempre es de ayuda organizar un evento de lanzamiento, contar con embajadores internos que sean el altavoz dentro de la organización y con embajadores externos que conecten con nuestros empleados y lo hagan aún más atractivo.
- Revisión y datos: Tan importante son los puntos anteriores como el asegurarnos de revisar regularmente los datos y resultados para verificar que nuestro plan va por el buen camino. Si algo no funciona, deben saltar las alarmas y debemos actuar para mejorarlo. Nuestro programa debe contar con un cuadro de mando con indicadores (KPI) claves, métricas que nos ayuden a conocer el éxito del programa o no, para anticiparnos y reconducir las acciones. Y si además nuestros datos se comparan con las recomendaciones de organismos como la OMS y con las métricas de un universo de empresas similares a nosotros mucho mejor. Esta información siempre nos ayudará a conocer si realmente vamos por el buen camino.
Poner en marcha políticas destinadas a la salud y al bienestar del empleado implica una serie de ventajas de gran interés para la empresa. Con estas acciones potenciamos el rendimiento y la productividad en nuestra organización, gracias a la motivación que genera este tipo de medidas. Hablamos de medidas que suponen un cambio en la cultura corporativa. Este hecho hará que el empleado se sienta más satisfecho y considere la empresa un lugar atractivo para trabajar.