Frases para motivar empleados hay muchas. De hecho, la industria del contenido está plagada de ese tipo de fórmulas, pero no todas son adecuadas.
Muchas son frasecillas con apariencia profunda que se dicen para alentar el rendimiento de los empleados y repercutir en algunos KPIS de Recursos Humanos, como la retención del talento y la mejora de la productividad. Paradójicamente, en el mejor de los casos, muchas de esas frases para motivar empleados resultan vacías. En el peor, pueden generar malestar en ellos y volverse, como un bumerang, contra aquello que pretenden conseguir.
Esas frases para motivar empleados que no se deben decir -si de verdad se quiere mejorar la salud mental en las empresas– son básicamente una amalgama de varios ingredientes. Para empezar, mezclan presuntos proverbios exóticos con citas atribuidas a gurús de la inspiración o personajes históricos de todo tipo, sin ninguna garantía de que sean afirmaciones hechas de verdad por ellos. Suelen alternarse con frases anónimas formuladas como si fueran explosiones de sabiduría cuando, en realidad, son simplezas que podría haber afirmado cualquier persona en cualquier momento.
Lo que dices a los empleados (quizá) no les motiva
Por lo general, las frases para motivar empleados suelen hacer referencia al “éxito” y las claves para alcanzarlo: esfuerzo incansable, insistencia, algo de colaboración externa e inconformismo a prueba de bombas. Por tanto, castigan el cansancio, la duda, la conformidad y el desánimo.
Parece un chiste, pero no lo es: los tutoriales sobre cómo motivar a los empleados están llenos de frases del tipo “No hay nada que no puedas conseguir si te lo propones”, “No importa cuántas veces fracases, el esfuerzo tiene su recompensa” o “Cada vez que no lo consigas no te lamentes, solo plantéate cuándo vas a volver a intentarlo”.
La referencia a la omnipotencia de la voluntad es constante. Todo es posible: no hay nada que que no se pueda conseguir… si se desea lo suficiente, es decir, si el trabajo se afronta con la actitud adecuada.
El mensaje básico para los empleados es que no importa cuántas veces fracasen (o cuántas veces se den de bruces contra la realidad). Si consiguen sobreponerse al número suficiente de fracasos, el éxito los espera al final del camino.
Es decir, tener éxito es la nueva versión de tener paciencia y perseverancia: si sigues intentándolo, hay premio seguro; si no hay premio, es que no lo has intentado bien.
Cuidado con la manera de motivar
Existen diferentes razones por las cuales no debes decir este tipo de cosas a tus empleados si deseas motivarlos. Aquí queremos darte las dos más importantes. Primero, no debes decirlas porque no son verdad. Segundo, no debes decirlas porque no favorecen su bienestar psicológico.
Aunque puedan motivar de manera superficial a un puñado de empleados, en realidad estas frases son un torpedo en la línea de flotación del bienestar de los empleados: contienen un mensaje culpabilizador y ponen todo el acento en las capacidades del individuo de manera aislada, minimizando la influencia que las circunstancias pueden tener en su éxito.
Si lo pensamos bien, hay muchas cosas que nos proponemos firmemente y, aun así, no logramos, porque no todo está en nuestra mano: querer no siempre es poder, por mucho que se intente. El trabajo de los empleados forma parte de un contexto que les influye, por eso sus resultados no dependen solo de su insistencia, su talento o su propia confianza en lograrlos.
A menudo el deseo de lograr lo que deseamos es, por sí solo, un gran motor que nos llena de energía. Sin embargo, el éxito puede requerir otras cosas sobre las que no tenemos ninguna influencia, ya que no dependen de nuestros deseos o nuestras decisiones, sino de los deseos y decisiones de otros.
Cierto: a veces nos rendimos antes de tiempo. Otras veces, rendirse puede ser un signo de inteligencia cuando observamos que nada de lo que hacemos va a generar el resultado que deseamos. Quién sabe si, entre las mejores frases para motivar empleados, nos estamos olvidando de un clásico que siempre funciona: una retirada a tiempo es una victoria.
Además, no lamentarse cuando no conseguimos un resultado deseado es algo propio de los robots pero no de los humanos normales y sanos, que estamos programados para sentirnos mal y expresarlo cuando algo no sale como queremos. Reprimir eso permanentemente tiene sus consecuencias para nuestra salud psicológica.
No entender todos estos matices y motivar a nuestros empleados fiándolo todo a su actitud y su esfuerzo genera mucha ansiedad y, a medio y largo plazo, difícilmente puede motivarlos. Conviene más que cuenten con unas buenas condiciones de trabajo, una buena política de reconocimientos y un programa de bienestar laboral pensado por profesionales para mejorar de verdad su motivación, como sucede con el servicio que ifeel ofrece a sus empresas colaboradoras. Contar con el apoyo de empresas de wellbeing corporativo puede marcar una gran diferencia entre la verdadera y la falsa motivación para empleados.
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