Con ya medio septiembre superado, podemos afirmar que casi hemos vuelto a la normalidad tal como la conocíamos antes de que llegase la pandemia a nuestras vidas.
Los colegios y universidades han vuelto a abrir sus puertas, los locales de ocio poco a poco retoman sus horarios, la presencialidad en la oficina está desbancando de nuevo al teletrabajo y las noticias hablan de unos resultados cuanto menos esperanzadores con respecto a la Covid-19. Esto se debe, en parte, a los altos índices de vacunación, con más de un 78% de población totalmente inoculada en España y unos datos que revelan que el 44% de la población mundial ha recibido, al menos, una dosis.
Sin embargo, está ganando terreno la cara menos amable de este escenario de la ya denominada «casi normalidad», en un momento en el que el restablecimiento de las relaciones sociales tal como las conocíamos antes se hace cada vez más inevitable.
Las secuelas emocionales de la pandemia
Y es que en este periodo en el que poco a poco se van minimizando las secuelas físicas de la pandemia, nos encontramos ante unas consecuencias igual de importantes y peligrosas, las secuelas emocionales y las consecuencias psicológicas de la pandemia y el confinamiento.
Entre ellas, hablamos de ansiedad y depresión, consecuencias que, cómo no, se trasladan también al plano laboral. En un intento por conocer su alcance en el ámbito del empleo –ya sea para quien se encuentra en situación actual de ocupación como para quien está en busca de trabajo-, el portal especializado en empleo Jobatus ha elaborado un informe en el que recoge la aportación de 16.000 empresas y 685.000 candidatos/as, extraídos de una base de datos interna en la que cuentan con más de 25.000 empresas y más de un millón de demandantes de empleo registrados.
En dicho informe, se recoge que las secuelas psicológicas más acusadas son agotamiento mental (82%), ansiedad (67%), depresión (39%) y estrés postraumático (21%), traducido en aspectos como alta preocupación, incertidumbre ante el futuro, insomnio, pesadillas relacionadas con la pandemia, enfrentamiento al duelo por la pérdida de un ser querido o incluso una disociación de la realidad, elementos que inciden directamente sobre el desempeño laboral de aquellas personas ocupadas y en la motivación y capacidad para buscar empleo de aquellas personas que se encuentran en paro.
Entre los factores de riesgo y las variables que inciden en estos síntomas, destacan el sexo, la edad, la situación laboral y económica, el lugar de residencia, el entorno familiar y la salud. No obstante, llama la atención que las principales causas detrás del incremento de los mencionados trastornos mentales sean haber sufrido un periodo de confinamiento prolongado y, sobre todo, la alta exposición a noticias sobre la pandemia.
¿Cómo enfrentarse a las consecuencias psicológicas que ha dejado la pandemia del coronavirus?
El informe elaborado por Jobatus recoge también una serie de recomendaciones, realizadas por distintos profesionales y especialistas en salud mental, entre las que destacan, principalmente, el descanso, el límite en el flujo de noticias, la adopción de cuidados y hábitos de vida saludables y la importancia de la ayuda profesional realizada por especialistas en psiquiatría, especialistas en psicología clínica, profesionales de las ramas de enfermería, trabajo social y terapia ocupacional, entre otros.
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