La fase 1 ha comenzado en todo el país y hemos empezado a pensar en cómo será el futuro próximo de empresas y negocios en una realidad más cambiante e incierta que nunca. Es evidente que el reingreso al trabajo va a tener un formato distinto, aún en proceso y con nuevos objetivos tras un duro aprendizaje que resalta la necesidad de construir un escenario laboral más flexible, saludable y empático.
Tras 13 semanas de acompañamiento activo, en The Holistic Concept hemos sacado algunas conclusiones que hoy me gustaría compartir para hacer una reflexión común. Agárrate que vienen cambios…
La nueva productividad
Hasta ahora, la imagen que se tenía de la productividad ha estado ligada a la idea de trabajo duro, algo muy arraigado en la mentalidad empresarial, cuyo escenario habitual era llegar temprano a la oficina y hacer horas extra, e incluso presumir de ello pese a estar al borde del agotamiento.
La expresión “estoy hasta arriba” y unas cuantas frases primas-hermanas, eran el máximo indicativo de éxito, acompañado de unas ojeras bien marcadas, signo de dedicación y compromiso.
La cuarentena ha resultado ser el experimento perfecto para que empresas y departamentos de recursos humanos comprueben que sus empleados son capaces de ser productivos y rendir, incluso mejor que antes, respetando sus propios tiempos.
Destaca el hecho de que, creando una cultura de trabajo segura, basada en la confianza en los equipos y que fomenta el crecimiento personal, los trabajadores desarrollan mejor sus talentos, sin importar cual sea la ubicación física. Ser esclavos de la oficina está a punto de pasar a la historia (si no lo ha hecho ya). Allí donde esté tu ordenador, tu móvil y tu mente, estará tu puesto de trabajo.
Liderazgo empático
Hemos vivido una sacudida a nuestros valores sin precedentes, todo se ha dado la vuelta y nos ha hecho replantearnos cómo hacemos las cosas y cómo se debería continuar a partir de aquí.
Sin duda, el cambio se va a reflejar en las empresas, que ahora están más conectadas a las necesidades de sus empleados y a sus diversas realidades personales.
Esto requiere alejarnos de la imagen de jefe tradicional y generar un liderazgo más empático y consciente, que busque y considere las preferencias individuales para sacar lo mejor de cada uno desde la adaptación. A través de un diálogo abierto se puede crear espacio para definir de manera personalizada cómo se es más eficiente.
Una cultura de confianza
Trabajar desde la distancia ha derivado en que jerarquías restrictivas y dominantes pivoten hacia estructuras más participativas, en las que se anima a las personas a comunicarse abiertamente sobre lo que consideran importante, ya que es la única manera de avanzar.
Esto nos lleva a deducir que, cuando se prioriza en el bienestar de los empleados, es imposible ignorar la importancia de la integración entre vida laboral y personal. Cuidando este aspecto el resultado siempre es mejor, pero requiere de una mentalidad integrativa, mayor transparencia a todos los niveles y confianza mutua por defecto. Comienza la era de la humanización real del trabajo.
Mayor atención a la salud mental y emocional
Hace tiempo que la ecuación “persona feliz – empleado productivo” estaba clara en la teoría, pero seguía siendo una asignatura pendiente en la práctica. Valorar a las personas más allá de sus funciones es ahora una prioridad, ya que desconocemos las consecuencias de la pandemia a nivel mental, emocional y físico; no es fácil comprender la dimensión del impacto que ha generado esta nueva forma de estrés.
Si sumas el aislamiento a la pérdida de estructura y horarios, a la amenaza de enfermedad, al impacto económico y al miedo creciente al futuro, es evidente deducir que la mayoría de las personas sufren.
Empresas y líderes están llamados a ser híper consecuentes con este hecho para tomar las medidas adecuadas y ofrecer tantos recursos como puedan a sus equipos. Ser empresa saludable cobra un nuevo significado y disciplinas como el mindfulness, la educación postural, conceptos como “pausa activa”, dar mayor importancia al ejercicio físico, o integrar técnicas de respiración en el día a día se convierten en el nuevo ABC del bienestar de cualquier individuo.
Nosotros hemos vivido el proceso en primera persona, como empresa, como emprendedoras como mujeres y como parte de una comunidad. Espero que el gran esfuerzo que hemos hecho entre todos dé sus frutos y nos haga evolucionar positivamente hacia una sociedad más consciente.
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