Si has tenido la continua sensación de estar acelerado, las horas se pasaban volando y sentías que vivías en el día de la marmota, cuidado con coger demasiada velocidad durante el proceso de desescalada. El confinamiento ha puesto a prueba nuestra paciencia y ha requerido un gran esfuerzo que no deberíamos tirar por tierra dejándonos llevar por nuestras ganas de comernos el mundo otra vez.
Cuando algo nos alegra, nos genera bienestar o satisfacción, nuestra energía vital se incrementa. Por el contrario, cuando algo nos preocupa, nos agobia, nos entristece, enfada o nos pone nerviosos nos apagamos y nuestra fuerza vital se reduce. Ese impulso por estar bien otra vez es maravilloso pero hay que apelar a la responsabilidad y empezar a hacer las cosas despacio y con una actitud observadora, ya que esta nueva realidad es más dinámica que nunca y no sabemos aún qué forma va a tener a medio plazo.
¿Qué tal si en lugar de querer hacerlo todo de golpe pones foco en disfrutar de las pequeñas cosas que has descubierto durante este periodo? hacer deporte al aire libre, mantener activos los vínculos que han surgido durante el encierro con vecinos y amigos, apreciar el tiempo que pasas con la pareja o la familia y seguir cultivando esos nuevos hobbies que has descubierto.
La pandemia supuso una frenada en seco en nuestra forma de hacer las cosas, una auténtica lección de slow life que también ha sido una oportunidad para empezar a funcionar de otra manera, más consciente en general y sin tanta prisa por todo.
Tenemos la responsabilidad y la libertad de vivir con la mejor actitud, de pisar el freno y ponernos en modo slow motion. Pero, ¿cómo? La clave está en la aceptación de que la jornada tiene las horas que tiene y de que cada proceso necesita su espacio y lleva su tiempo.
- El orden ayuda mucho. Prioriza qué debes atender sí o sí y deja para el final lo menos importante.
- Respetar un horario es la manera de poner límites, trabajar dos horas más al día solo te consumirá y apenas cambia el resultado.
- Desacelerar. Las prisas no son sanas, cada cosa merece su momento y concedérselo es siempre un acierto.
- Parar el cronómetro. Tenemos el poder de parar, de detenernos por cinco minutos a respirar y a estar en silencio. Aprender a meditar te ayudará.
- Crea tiempo personal y equilibra; dedícalo a hacer lo que más te gusta, ¡te sentará de maravilla!
- El tiempo es flexible, flexibilízate y fluye con él, dejar de mirar el reloj de vez en cuando es muy saludable.
Son consejos sencillos que pueden hacer tu vuelta a la normalidad menos estresante y más placentera. Espero que te sean útiles y te recuerdo que la plataforma The Holistic Concept está ahí para acompañarte, no escatimes en cuidarte.
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