Si tu trabajo implica enfrentarte a situaciones como hablar en público, atender entrevistas de radio con frecuencia y subirte a escenarios para exponer, conviene que entrenes al máximo tus habilidades de oratoria. Aquí van algunos consejos que te ayudarán a conseguirlo y a ganar soltura y seguridad.
1. Aprende a respirar
Cuando tienes que hablar en público por largo tiempo es muy fácil sentir que te falta el aire, especialmente si estás nervioso, ya que esa dosis de estrés acelera el pulso, la respiración y puede jugarte una mala pasada.
Aumentar la capacidad respiratoria y aprender a respirar ordenadamente es una técnica que se usa en canto y arte dramático para dar más fuelle a la voz, a la vez que calma y control.
Un sencillo ejercicio es inhalar en 4 tiempos y exhalar en 4 tiempos durante al menos cinco minutos al día. A medida que te sientas cómodo podrás ir ampliando a más segundos, entre 8 y 10 sería perfecto. Además, te servirá para templar los nervios y concentrarte mejor en lo que quieres decir.
2. Leer en voz alta
Escucharte a ti mismo cuando lees en voz alta te hace tomar conciencia de cómo suena tu voz. Trata de leer despacio y comprendiendo las palabras para después cerrar el libro y recordar qué estabas diciendo, lo que te dará una noción del grado de atención que pones en lo que haces y también te ayudará a no acelerarte al hablar y a pensar con más detenimiento lo que quieres transmitir.
Por otro lado, este ejercicio es útil para encontrar el tono de voz adecuado, así que lee con naturalidad.
3. Mejora la dicción
Si te lías fácilmente al hablar y te atascas en ciertas palabras, una buena manera de ponerle freno es practicar trabalenguas. Hazlo pronunciando despacio y, a medida que lo domines, dale ritmo pero sin pasarte de velocidad.
Tanto en el trabalenguas como preparando un discurso, repite aquellas palabras en las que resbales una y otra vez hasta decirlas fluidamente.
Otro ejercicio interesante es hablar o leer con un lápiz en la boca, lo que te obliga a esforzarte en pronunciar cada sílaba y a ralentizar. Lee después el mismo texto sin mordaza y observa las diferencias en cómo suena y cómo te sientes.
4. Clases de teatro
No es necesario tener vocación actoral para asistir a clases de teatro. Unirte a un grupo para aficionados puede ser una gran estrategia a la hora de combatir la timidez, familiarizarte con memorizar textos, con tener audiencia y mejorar la expresión corporal.
No olvides que el movimiento del cuerpo expresa casi el 80% del mensaje que quieres dar, así que conviene aprender un poquito de lenguaje corporal, movimiento creativo e incluso baile para ganar destreza y sentirte más confiado y libre.
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