Para un número elevadísimo de personas es prácticamente imposible evitar largos desplazamientos para ir y venir del trabajo. Esto es un realidad que roba horas personales a la jornada, genera estrés y resta calidad de vida. Entonces, ¿cómo podríamos gestionarlo mejor?
Para los más afortunados, el problema se reduce a media hora en cada trayecto, ya sea en coche o en transporte público. Pero para aquellos que viven más lejos o en barrios residenciales, la cosa se puede poner fácilmente en 1 hora u hora y media, tiempo muerto que podríamos estar empleando en hacer cosas saludables y enriquecedoras como hacer deporte, pasar más tiempo con la familia, resolver recados personales o simplemente tener más ocio o descanso durante la semana.
Las mañanas se hacen bastante pesadas y se traducen en auténticos madrugones cuando, además, toca vestir a los niños o pasear a la mascota, algo que se acentúa cuando eres conductor para evitar el tráfico.
Pero lo más complicado es lidiar con el “queme” de llegar a casa tarde cada día y agotado no solo por el trabajo, sino por el desplazamiento de vuelta después de todo el día produciendo. La mayoría de la gente entra por la puerta y no tiene energía para mucho más.
Si quieres evitar el “burnout del viajero” existen algunas formas creativas para hacer que ese tiempo sume. Aquí van algunos consejos:
- Dale intención. Una manera sencilla y low cost de aprovechar los viajes es hacer un cambio de actitud. Sea cual sea el modo en que te desplazas, ese tiempo supone una transición entre la vida privada y el entorno profesional. ¿Por qué no emplear esta aparente hora perdida en establecer tus objetivos del día? En el camino de vuelta, enfócate en reflexionar sobre los retos que han surgido, repasa tus logros y también los pequeños detalles positivos para hacer un cierre optimista del día.
- Comparte el coche. Si pensabas que los viajes compartidos eran cosa de la época universitaria, esta tendencia de nuevo en auge, puede ser algo muy nutritivo a nivel personal. Investiga si algún compañero de trabajo vive cerca y organízate para planificar trayectos colaborativos, algo que puede convertirse en una oportunidad para fortalecer vínculos y hacer reflexiones conjuntas, además de compartir gastos y no comerte solo los atascos.
- Retoma la lectura. Si te mueves en metro, tren o bus en tus desplazamientos los libros te reclaman. Haz un descanso de móvil y estimula tu imaginación leyendo ficción, redescubriendo el placer de tener un libro en la mano y así quizá dejes de decir que ya no tienes tiempo de leer. Está comprobado que este hábito en declive proporciona descanso mental y es un efectivo antídoto antiestrés, ya que favorece nuestra creatividad.
- Medita. Al volante es algo más complicado, aunque unos ejercicios de respiración en los atajos nos vendrían bien a todos para reducir la tensión. Pero si te desplazas en transporte público puede ser tan sencillo como ponerte los auriculares, cerrar los ojos y escuchar. Tan solo cinco minutos de meditación ayudan a reducir la tensión arterial, a enfocar la mente y a prepararnos para la jornada. Al final del día tiene el efecto opuesto, nos ayuda a pasar página y descansar mejor.
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