Nuestra imagen también vale más que mil palabras. Nos guste o no, vivimos en un mundo en el que una buena apariencia abre puertas y aporta información valiosa sobre nosotros. Esto cobra especial relevancia en el entorno profesional en el que, según qué sectores, el dress code nos condiciona.
Dependiendo de cuál sea tu profesión tal vez sientas que pasas la mitad del día disfrazado y cuando llegas a casa, te cambias de ropa y sales a la calle para sacar al perro piensas que posiblemente la mitad de tus compañeros ni te reconocerían si se cruzaran contigo
Cada empleo tiene sus propios códigos, el dentista lleva bata, el policía su uniforme, o un ejecutivo traje y ser un inconformista y no querer pasar por el aro no suele ayudar mucho. El ecosistema laboral ha cambiado considerablemente en los últimos cinco años y esas normas se han ido flexibilizando para ir encontrando una versión más adaptada a la personalidad de cada individuo y a las nuevas formas de trabajo emergentes.
Pese a esta apertura, sigue habiendo unas bases que pueden ayudarnos a mejorar nuestro aspecto y a impactar positivamente en los demás, ya sean compañeros, superiores o clientes. Además, hay que tener presente que una buena imagen va más allá de un look y debe trabajarse también en otros aspectos.
Primera impresión
La entrevista de trabajo es un filtro rotundo y un ejemplo claro de la huella que deja una primera impresión. No es necesario tener un armario caro, hay otros detalles básicos que siempre dan buenas sensaciones, como llevar la ropa bien planchada y limpia, lucir una manicura correcta y el pelo aseado y bien peinado.
Además de la vestimenta elegida e independientemente de cuál sea nuestro estilo, debemos ponernos el traje de la confianza. Vístete de manera que tu ropa te ayude a transmitir seguridad y tranquilidad.
Tu medio profesional
No es lo mismo trabajar en una gran corporación que en una startup. Conocer el entorno laboral en el que te mueves o del que quieres formar parte, te ayudará a encontrar una imagen adaptada que hará más fácil tu integración.
No tiene ningún sentido ir de traje a un coworking donde la mayoría de la gente trabaja en vaqueros y zapatillas y viceversa. Observa a tus superiores, ellos marcan la pauta de forma natural y observa sobre todo la confianza que proyectan, suele ir muy ligada al estilo, por lo que mejorar el tuyo puede ser una herramienta muy útil a la hora de fortalecer tu autoestima.
Trato con el cliente
Si nuestro trabajo es de cara al público, la imagen que proyectamos de cara al cliente también está condicionada por esa opinión externa e inmediata que se basa en factores muy sutiles.
Vender no se cimenta solo en la imagen estética que ven los demás, hay que tener capacidad para establecer una reputación que nos posicione como personas confiables y comprometidas con los intereses de los clientes. Dicha imagen no se construye de un día para otro y traspasa la barrera de la apariencia.
Podríamos establecer que cómo nos vestimos forma parte de cómo nos comunicamos con el mundo y, en función de lo que queramos transmitir y cuáles sean los objetivos que perseguimos, debemos pulir nuestra imagen hasta conseguir un resultado que esté en perfecta sintonía con nuestro trabajo sin perder la esencia de quiénes somos y nuestro estilo personal; flexibilidad y adaptación son buenos consejos para lograrlo.
En la App de The Holistic Concept encontrarás prácticas dirigidas a potenciar la confianza en ti mismo y a mejorar tu comunicación con los demás, esa vestimenta invisible que te ayudará exponencialmente a mejorar tu imagen a todos los niveles.
Descúbrenos y comienza a cuidarte, tu cuerpo y tu mente lo agradecerán.
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