“Respira profundo” es un consejo que no caducará jamás.
Respirar es un acto inconsciente, es decir, no necesitas pensar en cada toma de aire que realizas, ya que los pulmones funcionan por sí mismos en un movimiento reflejo, igual que el corazón y otros órganos.
Sin embargo, cuando se pone conciencia en ello y se atiende al proceso, la respiración cambia, se vuelve más presente y la toma de oxígeno se optimiza causando un efecto físico y mental positivo inmediato.
El ritmo de la respiración refleja con claridad tu estado de ánimo. Una respiración tranquila denota serenidad, la persona habla con calma, transmite sosiego y las tomas de aire son profundas, con un ritmo preciso.
Pero una respiración rápida o entrecortada señala estados de ansiedad, intranquilidad, temor o preocupación, en otras palabras, indica signos de estrés.
Aprender a controlar el modo en que inhalamos y exhalamos se revela como una gran herramienta a la hora de gestionar estados emocionales agudos y el manejo del estrés ante cualquier situación.
Cuando la calidad de la respiración mejora, el efecto en el sistema nervioso es instantáneo. El cerebro recibe más oxígeno y, por lo tanto, mayor alimento y energía de cara a optimizar los esfuerzos en la gestión emocional que realiza.
Es interesante observar que una de las formas más intuitivas y sencillas de concentración es realizar respiraciones largas y conscientes durante una fracción de tiempo. De inmediato, la mente se sitúa en la acción presente, el pensamiento se centra y la persona se serena, así que no es de extrañar que respirar constituya la base de la mayor parte de los métodos de concentración, estudio y relajación que se emplean en la actualidad.
La práctica de ejercicios de respiración dentro y fuera del trabajo también fortalece el sistema respiratorio en el aspecto más físico. Entrenando y ampliando la capacidad pulmonar llevamos más oxígenos al organismo, la energía vital se incrementa, el sistema inmunitario se fortalece y tenemos mayor capacidad de reacción ante las afecciones propias del otoño y el invierno como los catarros, la gripe, los molestos resfriados, o la faringitis.
Si no estás familiarizado con estas técnicas, este es un buen momento para empezar a explorar y aplicarlas en tu día a día. También hay pequeños gestos que puedes empezar a hacer ya para respirar mejor, por ejemplo:
- Cuidar la postura de la espalda manteniéndola recta y con el pecho bien abierto cuando estás trabajando.
- Ventilar tu hogar y la zona de trabajo cada día.
- Favorecer que la nariz esté siempre limpia para respirar mejor, limpiezas diarias con suero fisiológico van realmente bien.
- Observar cómo respiras en general para empezar a establecer una relación más activa entre el aparato respiratorio y tu estado mental.
Las técnicas de meditación más antiguas subrayan: «Si la respiración es agitada, la mente está agitada. Controlando la respiración el individuo alcanza la quietud mental».
Existen numerosos ejercicios respiratorios y cado uno tiene un objetivo y praxis diferente. En The Holistic Concept App encontrarás una variada selección de prácticas de respiración adaptables a cualquier lugar y momento de la jornada.
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