Durante mucho tiempo y, en especial en el entorno laboral, las emociones se han asociado a la debilidad de carácter. Por suerte, el panorama está en plena transformación y conceptos como “Inteligencia emocional” se han normalizado y comienzan a verse como una herramienta de desarrollo y éxito.
No existen actos no emocionales (a menos que se padezca una psicopatía). Pensar que tomamos decisiones únicamente de forma racional es erróneo, ya que mente y emoción son inseparables, el ser humano es pura química emotiva y hasta el veredicto más frío, está condicionado por toda nuestra experiencia emocional acumulada a lo largo de los años.
Por lo tanto, fortalecernos emocionalmente es una parte esencial de la salud. Armonizar los sentimientos es la base para tener una vida sana y feliz, esto se logra creando equilibrio entre lo que se piensa, lo que se siente y lo que se hace. Los problemas son parte inevitable del día a día, pero se gestionan mejor cuando somos estables en nuestro interior.
Me gustaría apuntar que un estado de felicidad continuo no es real, a eso lo llamamos euforia. Lo natural es oscilar entre el amplio abanico de emociones que sentimos sin permitir que ninguna de ellas se apodere de nosotros. Por ejemplo, un exceso de tristeza prolongada en el tiempo deriva en el desequilibrio de la depresión. Podríamos decir que mantener el equilibrio entre todas las emociones es lo que aporta felicidad.
Si deseas fortalecer tu sistema emocional debes ser proactivo y abrirte a:
- La auto observación: conocerte a ti mismo es esencial a la hora de evolucionar a lo largo de la vida en la dirección que deseas. Pregúntate qué quieres, escúchate primero a ti antes que a los demás, observa tus reacciones y sé realmente honesto contigo mismo en todo.
- Una buena comunicación: exprésate, comparte lo que sientes, lo que piensas, tu punto de vista ante cualquier situación y no te guardes nada en el tintero. Si crees que alguna de tu opiniones puede ser mal recibida, trabaja también tu autoestima, aprende a confiar en tus convicciones y refina cómo te expresas.
- Moderar la reactividad: si tienes tendencia a reaccionar demasiado, mal, o a tomarte las cosas a pecho, empieza a trabajar la calma y el autocontrol. La meditación es una gran aliada y te ayudará a tener jornadas más apacibles.
- Potencia tu motivación: ten siempre presente tus objetivos, todo lo que haces debe tener un propósito, es la gasolina de la existencia. Y si te sientes perdido, no dudes en buscar inspiración haciendo actividades que te gustan, eso te ayudará a conectar contigo y desbloquearte.
- Refuerzalas emociones positivas: di más Sí que No, deja el juicio a un lado y cuida tu lenguaje, este es el reflejo de tus pensamientos. Comienza a expresarte en positivo para crear realidades y resultados positivos.
- Fortalece tus vínculos afectivos: tus relaciones personales son el elixir de la felicidad. Mantén activa tu vida social, no pierdas la conexión con tus amigos, comparte tiempo de calidad con tu familia y con las personas a las que más quieres y que sacan lo mejor de ti.
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