A uno de cada tres de los 647 indigentes y transeúntes que pasaron por el albergue municipal de Can Pere Antoni en 2005 el Ayuntamiento de Palma le encontró trabajo. Este es uno de los datos estadísticos destacados de la memoria de este centro de acogida en el que sobresale que el 30,45% de la población que por allí pasó dejaron el centro tras encontrar una salida laboral y que el 74% de ellos eran españoles y el resto extranjeros. La nacionalidad más destacada en este último grupo fue la de los ciudadanos alemanes (10,82%), mientras que los españoles procedían en gran parte de la comunidad andaluza (17,62%); Illes Balears (16,8%) y Cataluña (10,66%).
Desde el pasado 2004 el denominado técnicamente Servicio de Acogida y Promoción Sociolaboral (SAPS) se constituyó como un servicio desde el cual se trabajan procesos de inserción sociolaboral de los transeúntes e indigentes allí acogidos. La finalidad no era otra que la de prevenir o evitar su entrada en el circuito de exclusión social mediante itinerarios de inserción sociolaboral.
El centro, por tanto, va más allá de ser un servicio de asistencia y acogida. El perfil de los usuarios son personas en situación de riesgo social, con necesidad de acogimiento, y que aún no ha entrado en una situación de cronificación, difícilmente trabajable, a corto y medio plazo.
Estudios primarios
Las que están en situación de marginalidad más acentuada son derivadas a otros servicios de la red asistencial oficial. Por ello los perfiles más atendidos en el centro son los de personas con problemática laboral pero que mantienen las habilidades que les permitirán en un periodo de tiempo corto incorporarse al mundo del trabajo (54% con estudios primarios) o individuos con dificultad de acceso a la vivienda.
Por ello para hacer efectivo este cambio de orientación se realizaron todo un conjunto de actuaciones que van desde la ampliación del servicio de estancia en el mismo vinculado a un plan de inserción sociolaboral personalizado; el impulso y potenciación del programa de promoción laboral que ya existía desde siempre pero que estaba muy limitado debido al corto tiempo de estancia de los usuarios en el centro (máximo 15 días) junto a la ampliación de los horarios de acogida durante las épocas de climatología adversa o en situación de necesidad de la persona usuaria. El incremento del tiempo de estancia y del horario de servicio ha propiciado la puesta en funcionamiento de proyectos paralelos de tiempo libre como el taller de plantas; el de reparación de bicicletas; cocina; cine fórum; juegos de mesa, o actividades deportivas o socioculturales de toda clase. De todas formas uno de cada tres usuarios (232 de los 647) estuvieron en el centro de la calle Joan Maragall menos de una semana; 92 entre 8 y 15 días; 18 entre 15 y 30 días; 169 entre 1 y 3 meses y 31 de 3 y 6 meses. Sólo una persona estuvo 1 año. La edad media estaba comprendida entre los 30 y 44 años (43%), mayoritariamente.
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