El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, ha conocido personalmente un caso singular en España de dos ancianas de 106 años que viven en un mismo pueblo, en la villa de Coca (Segovia), de 2.000 habitantes.
Se trata de Emiliana Casanova del Río y Rosa Herrero López, nacidas ambas en 1900, que recibieron al ministro a la puerta de su domicilio, frente al castillo medieval, ayer, y compartieron con él anécdotas, mientras que la primera le regaló un tapete de ganchillo hecho por ella misma durante el verano, para lo que no necesitó gafas.
Caldera había entregado en Coca, cuna del emperador Teodosio, la medalla al mérito al trabajo a Marino Muñoz y a Juan Antonio de Frutos, propietarios del grupo empresarial Copese, dedicado a la producción y comercialización de piensos y productos cárnicos.
Sin embargo, antes de abandonar el municipio quiso saludar a Rosa Herrero y a Emiliana Casanova, que han conseguido vivir en tres siglos distintos y su caso es único en Europa, según han manifestado a EFE sus familiares, que han intentado localizar alguna situación similar y no tienen conocimiento de que exista.
Entre las dos ancianas, que en el último año han perdido algo de movilidad y, para su comodidad, se desplazan en una silla de ruedas, suman un total de nueve hijos, diecinueve nietos, treinta biznietos y tres tataranietos.
En tono de broma, con el ministro delante, sentadas en sillas a la puerta, como es tradicional en los pueblos, Rosa le decía a Emiliana "tú estas mejor de salud que yo", porque no toma ninguna medicina.
Amigas desde muy jóvenes, las dos nacieron en Coca, donde residen con sus respectivas familias, y fueron homenajeadas por la asociación local de Amas de Casa "La Muralla" el año pasado, en su 105 cumpleaños, al considerarlas "las abuelas de todos los caucenses".
Prueba de la vitalidad de la que hacen gala, la familia recuerda que Rosa Herrero le llegó a comentar a su hija Valentina que, "como ya estáis muy mayores, me cuidáis un par de años más y luego me lleváis a la residencia".
La hija, que como sus dos hermanas ronda los 80 años, con el mismo sentido del humor, respondió "creo que, a este paso, nos vamos a ir todas juntas".
Ninguna de las familias quiere dejar que se marchen fuera de sus casas unas mujeres que siguen siendo muy animadas, conservan una lucidez mental envidiable y no les falla la memoria ni las ganas de conversación.
Aunque con algunos achaques fruto de la edad, mantienen unas grandes ganas de seguir viviendo y conociendo tataranietos.
Al regalo del ganchillo, el ministro correspondió a las mujeres con un abanico de seda natural decorado manualmente.
Seguidora del Real Madrid, Emiliana Casanova es amante de la lectura y también pasa muchas horas con la aguja haciendo tapetes y cojines de ganchillo, aparte de estar dotada de una espléndida memoria.
Con algunos problemas de sordera, afirma que el secreto para llevar una vida tan larga es "querer mucho a mis hijos y a mi pueblo y trabajar para ellos".
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