Un Guardia Civil de Castellón expulsado del cuerpo en 1997 pide su reingreso al Gobierno ya que asegura que tiene la promesa del PSOE cuando estaba en la oposición. El agente, José Morata, explica que “ tras diez años esperando volver al cuerpo, aún no he perdido la esperanza de que se tome la decisión política que me lo permita”.
Según explica el afectado, con la nueva regulación de la Benemérita, la Administración tiene la potestad de revisar su expediente, “ver que irregularidades hubo en el proceso y hacer que vuelva a ingresar en el cuerpo”. Morata fue expulsado de la Guardia Civil en 1997, pero el proceso comenzó en 1990 cuando fue detenido acusado de un delito de sedición militar, cuando fue sorprendido concediendo una entrevista a un periodista. Además, estaba acusado de formar parte de lo que entonces se llamó el “ sindicato clandestino” de la Guardia Civil.
Tres años después, según narra el agente de Castellón, “ sin celebrar ningún tipo de juicio, el tribunal militar dictó un sentencia absolutoria”. En esa sentencia se recogían como hechos probados las acusaciones que la Guardia Civil hizo sobre el agente, “ cuando esto es ilegal, ya que si no se celebra un juicio, no se puede dictar una sentencia. En su momento no recurrí porque en principio me favorecía ¿ quién iba a recurrir una sentencia absolutoria?, se pregunta Morata.
Posteriormente, la Guardia Civil le abrió un expediente inculpatorio basándose en los hechos que la sentencia considera probados, asimismo el expediente utiliza como prueba un registro que se realizó en su casa en el que “ dicen que encontraron propaganda del–sindicato clandestino–, pero no especifican de que tipo”, explica.
Aquel expediente interno le supuso una suspensión de tres años de empleo, aunque mantuvo su sueldo. A finales de 1993 José Morata se reincorporó al servicio activo y estuvo destinado en el cuartel de Morella, dependiente de la Comandancia de Castellón. Tras cumplir más de dos años de servicio en esa demarcación, el agente ahora expulsado, solicita un traslado a Burriana. Durante este periodo “ seguía teniendo denuncias de la Asociación Pro Huérfanos de la Guardia Civil en todos los estamentos”, asegura Morata.
A las 36 horas de su ingreso en el cuartel de Burriana, se resuelve el expediente interno pidiendo un año de suspensión de empleo. El afectado explica que “el instructor sólo pidió ese castigo porque consideró mi buena conducta como atenuante. Finalmente, el Consejo Superior de la Guardia Civil, un órgano formado por generales del cuerpo, decide expulsarme en contra de lo planteado”.
Tras esta resolución, José Morata decide presentar un recurso ante la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo, que dicta un auto de reingreso mientras se redacta la sentencia, “ así durante 11 meses volví a trabajar confiado en que si habían decretado mi reingreso cautelar, la sentencia sería absolutoria. Al final, en junio de 1977 el Tribunal Supremo me consideró culpable y ordeno mi expulsión del cuerpo”, explica el agente.
Durante este proceso, se legalizó la primera asociación de agentes de la Guardia Civil, aunque en aquel momento hubo mucha polémica con este tema, muchos miembros del cuerpo no estaban de acuerdo con la existencia de estas agrupaciones.
Ahora, son estas asociaciones las que piden el reingreso de José Morata al cuerpo. La pasada semana, la Asociación Independiente de la Guardia Civil (ASIGC) pidió que se equiparen los derechos de cuatro guardias civiles, entre los que está Morata, que siguen expulsados, a los de la gente que será reconocida por la Ley de Memoria Histórica.
Morata cree que “ son estas asociaciones las que deben pedir el reingreso, yo nunca lo llegue a plantear como algo personal desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC)”, que él mismo dirige.
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