Para demostrar que el examen que le entregaron no era el suyo pidió un informe caligráfico. En la primera respuesta, dice, que se dio cuenta que no era su examen e isiste en que «lo había aprobado». Antes había solicitado el examen por vía judicial al SAS. El informe fue encargado al Gabinete de Peritaciones Caligráficas Grafopsicología y Recursos Humanos y está firmado por Jesús Barrón Martín.
En el estudio se destaca, entre otras cosas, diferencias «sustanciales» entre los dos folios aportados. «Puntos que hacen ser sospechoso, cuanto menos la veracidad de ambos documentos con el original». Así pues, denuncian que en el folio 63, aparece una estampación en sello de caucho con un visé inscrito dentro del mismo que pisa la línea punteada que ha de ser cortada tanto la matriz superior como las respuestas inferiores, posicionándose de forma oblicua y ocupando en su mayoría la parte de las respuestas». Esta no es la única irregularidad que se acredita en el informe caligráfico presentado por la afectada, que no fue tomado en consideración en el primer juicio. Algo que también le molestó a Rosa que insiste en que ella lo que quiere es «que me den mi plaza».
La prueba del sello
Otro de los puntos más importantes para la afectada y su abogado es el 'sello de control' y en el informe se «observa que este sello, que entendemos igualmente de caucho, en su origen está parcialmente reproducido en la parte superior de la matriz, sesgándose fuertemente en la línea punteada y no apareciendo restos del encuadre inferior del sello en la parte inferior de la respuesta». Asimismo, ponen de manifiesta que «nos es sospechoso que en el folio 64 el sello de la Junta no pise la matriz superior para quedar constancia una vez separada la hoja de respuestas por la línea punteada. Es altamente sospechoso la no aparición del resto del sello del SAS en la mitad inferior (hoja de respuestas) sobre el cajetín del sello de control en ambos documentos».
El informe es muy amplio y en opinión de la afectada suficientemente explícito a la hora de demostrar que «ese examen no es mío y me lo cambiaron para no darme la plaza». Ahora, a la espera de presentar una nueva querella lo único que pide es que le den su plaza. Desde entonces la denunciante ha estado trabajando como interina en un centro de salud de la provincia, pero sin «mi plaza», según insiste.
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