El presidente francés, Nicolas Sarkozy, propuso ayer a los más de cinco millones de funcionarios de Francia, que son casi la quinta parte de la población activa del país, un "nuevo pacto" para "refundar" las administraciones públicas.
Las propuestas, que desveló en un discurso en Nantes (oeste) ante alumnos del Instituto regional de la Administración, abarcan desde los salarios, horas extraordinarias y concursos de acceso hasta la movilidad y evaluación del trabajo, pasando por el estatuto de los funcionarios y la representación sindical.
"Deseo una administración pública menos numerosa pero funcionarios mejor pagados, con mejores perspectivas profesionales", afirmó Sarkozy, al reafirmar su objetivo de reemplazar a sólo uno de cada dos funcionarios que se jubilen durante su mandato.
Tras señalar que lo cumplirá porque "no hay otro medio para mejorar el poder adquisitivo de los funcionarios y recuperar márgenes financieras que permitan al Estado dejar de vivir a crédito", afirmó que "hacer ganancias de productividad es la única forma de evitar verse obligado un día a una política de austeridad para impedir que se dispare la deuda".
Para el año próximo el Gobierno proyecta no reemplazar a 22.700 funcionarios que se jubilan, la mayor supresión de puestos en seis años, aunque inferior a la regla de no reemplazar a uno de cada dos.
Tras rendir tributo a los funcionarios, Sarkozy hizo un retrato demoledor de un Estado "que funciona mal", "tentacular", "impecune e impotente" y afirmó que había llegado el momento de reformar la función pública, como han hecho otros países.
Sarkozy trazó los ejes de lo que llamó un "pacto Servicio Público 2012" articulado en torno a "un mejor servicio público al mejor coste para los ciudadanos, y reglas de gestión incitantes y equitativas para los funcionarios".
Se pronunció por la "individualización de las remuneraciones" de los funcionarios para tener en cuenta "el mérito, la implicación, la experiencia, los resultados", y la posibilidad para "todos" de hacer horas extraordinarias y de "recomprar" las acumuladas en las cuentas de "ahorro-tiempo" o hacerlas valer para la pensión complementaria.
Para mejorar la movilidad, abogó porque se dé a los funcionarios la posibilidad de dejar la función pública a cambio de una indemnización.
"La administración ya no debe oponerse a la movilidad de un agente que desea ir a otro empleo, a otra administración o al sector público", declaró.
Otra reforma es que quienes entren en la función pública para "ciertos" empleos puedan optar entre el estatuto de funcionario o un contrato de derecho privado negociado entre las dos partes, lo que daría "flexibilidad y sangre nueva".
Sarkozy, que contrariamente a la mayor parte de la elite gala no pasó por la Escuela Nacional de Administración (ENA), quiere replantear también la formula de los concursos para la entrada y los ascensos dentro de la administración pública.
Gran defensor de la cultura del "resultado", Sarkozy propuso a los funcionarios "una revolución cultural" para cambiar "las mentalidades y los comportamientos y no sólo las estructuras, los procedimientos y los medios".
Consciente de los recelos de los sindicatos de funcionarios -cuya prioridad es remediar el bajón del poder adquisitivo-, prometió que las propuestas lanzadas son temas de "negociación y concertación", aunque desea acabar con la composición "estrictamente paritaria" de las instancias de diálogo social en la función pública.
Sarkozy, que ha anunciado una conferencia sobre los "valores, misiones y profesiones de la función pública" desde octubre hasta marzo próximos, presidirá a mediados de noviembre un primer "consejo de modernización de las políticas públicas", de cara a la elaboración de un presupuesto plurianual (2009-2011).
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