Cuantos menos meses han ido faltando para que llegara la inauguración de la Expo, más han proliferado en Zaragoza, y con más fuerza, las movilizaciones para exigir del Ayuntamiento mejoras laborales. Protestas, lógicamente, que proceden de empleados públicos o de trabajadores de servicios públicos claves para el municipio que, de una u otra forma, dependen del Ayuntamiento. Primero fueron las quejas de taxistas y de trabajadores de autobús. En algunos casos, la tensión llegó a ser más que considerable, con críticas cruzadas subidas de tono y anuncios de medidas judiciales, como ocurrió con los taxistas. Con los conductores de autobús, el conflicto también alcanzó intensidad.
Con los dos colectivos, el Ayuntamiento logró cerrar un acuerdo. Con los taxistas, el pasado noviembre. Y con los conductores de autobús, dos meses después, en enero. Los dos colectivos lograron algunas de las reivindicaciones que plantearon y se dieron por satisfechos para poner punto y final a sus reivindicaciones. Y el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, respiraba más tranquilo tras desactivar dos conflictos que podían haber puesto en jaque algo tan elemental como el transporte urbano en la capital en los meses de la Expo, que se celebra entre el 14 de junio y el 14 de septiembre.
Pero en ese tranquilo respirar del primer edil hay cierto resuello. Y es que ahora, a tres meses de la inauguración de la Expo, sigue teniendo abiertos otros dos frentes de conflictividad laboral. En este caso no con servicios públicos regulados o contratados por el Ayuntamiento, sino directamente con plantillas municipales y de servicios básicos: bomberos y policías locales.
El malestar se fragua desde hace meses y las protestas no se han cerrado. Los bomberos han empezado sus movilizaciones y han lanzado un órdago: o se atienden sus peticiones de mejoras laborales o Belloch se va a encontrar con un mes de huelga de los bomberos, a contar desde el 24 de abril.
El ambiente se caldea, y no sólo porque vamos hacia el verano sino, también, porque en verano es la Expo. Sube en intensidad el tira y afloja, pero de momento el gobierno municipal opta por mantenerse firme. Por lo menos ese es el semblante que ofrece Belloch y que trasluce en sus declaraciones.
Los bomberos piden que el Ayuntamiento apruebe una reclasificación de categorías y niveles, lo que directamente repercute en los salarios; que se creen 83 nuevas plazas, porque consideran que la plantilla se queda corta; y que haya un plan de formación acorde a los servicios que tienen que prestar.
Pero Belloch asegura que no está dispuesto a hablar de más mejoras en el cuerpo de bomberos. ‘Pensamos que ya se ha avanzado lo suficiente’, asegura el primer edil, quien subraya que la plantilla tiene la dimensión adecuada: ‘el asunto que más me preocupaba era el de la plantilla y está prácticamente cerrada’ tras cubrirse vacantes.
Juan Alberto Belloch ha anunciado que tampoco está dispuesto a promover desde el Ayuntamiento una revisión de las categorías profesionales. ‘En ningún caso’, remarcó. Mientras tanto, los policías locales zaragozanos también están ‘en pie de guerra’ laboral desde hace meses. Mostraron su disconformidad con la imposición de las vacaciones de verano por las necesidades extra de servicios que surgen por la Expo. Piden también una reclasificación de las categorías profesionales, lo que se traduciría en mayores salarios.
El gobierno municipal advirtió semanas atrás que actuaría legalmente si comprobaba que había una huelga encubierta, pero los policías locales no dudaron en febrero en reunirse en asamblea y adoptar sus propias medidas de presión, que pasan por reducir el número de multas. Muchas menos que las que impondrían en condiciones normales. Con la Expo como fondo del conflicto, los policías locales zaragozanos mantienen sus protestas y el Ayuntamiento tiene también en este caso un frente abierto a tres meses de la Exposición Internacional.
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