El 90% del presupuesto destinado a la Educación en España se emplea para pagar las nóminas de los docentes y demás trabajadores de la enseñanza pública, así como las becas y ayudas a los estudiantes, según Edutech, el hub que agrupa a la comunidad educativa y tecnológica.
En la actualidad, el Gobierno destina una dotación del 4,28% del PIB a esta cartera, según las estimaciones de Edutech, lo que supone una cantidad total de unos 45.000 millones, una cifra que debería elevarse en un punto porcentual, lo que supondría una inyección de unos 15.000 millones más al sistema, situándonos así en la media que manejan los países de nuestro entorno. En la UE, la media de gasto en educación es del 4,7% del PIB, con casos paradigmáticos como el de Finlandia, cuyo modelo de enseñanza es un referente mundial y donde se destina hasta un 7% del PIB.
Edutech considera que el gasto en educación no sólo debería gestionarse de una manera más eficiente sino también ampliarse para poder llevar a cabo programas de calidad e innovadores. Con la asignación actual, tan solo el 10% de los fondos que el Estado dedica a la Educación se dedican a implantar programas de innovación de calidad en las escuelas. Esto supone un ejercicio continuista de las políticas educativas implantadas hasta la fecha, lo que impide que el sistema se modernice y lleve a cabo la transformación digital que necesita para mejorar el rendimiento escolar y reducir la elevada tasa de fracaso en la enseñanza.
Las malas cifras de España
Actualmente, España cuenta con un abandono del 17,9%, el más alto de la UE, además de una escasa Formación Profesional y demasiados licenciados universitarios, lo que redunda en altas tasas de paro juvenil superiores al 30%. Esta situación podría revertirse llevando a cabo una transformación del sistema con la tecnología como eje vertebrador y apoyada en una serie de medidas transversales que impacten directamente en alumnos, docentes, centros educativos y las propias familias como responsables últimas de la educación de sus hijos.
Todo ello con una coordinación entre las distintas carteras ministeriales (Educación, Ciencia, Universidades y Transformación Tecnológica) bajo las cuales el nuevo Gobierno ha dado forma a buena parte de las competencias que atañen al sistema educativo y que deberían impulsar conjuntamente a través de este decálogo de medidas.
- Sellar un “Pacto Tecnológico” que garantice la puesta al día de los centros educativos en la realidad tecnológica de la sociedad de la información y la comunicación actual.
- Lograr una estabilidad política que permita que las leyes y planes educativos sean a largo plazo, para que puedan dar los resultados que tanto necesita el sistema español, y no se cambien cada poco tiempo. La media de un ministro de Educación en la OCDE es de 2 años.
- Apostar por la colaboración público privada como fórmula para alinear los intereses de ambas partes. La implicación de la empresa debe ser un revulsivo para el sistema educativo, no un enemigo. Desde Edutech, el objetivo es fomentar esta alianza para trabajar de forma conjunta y mejorar la enseñanza generando sinergias entre ambas partes ya que se trata de que la educación reciba el máximo de recursos posible, ya sean públicos o privados.
- Promover la reducción de la brecha digital a través del desarrollo de las competencias digitales a partir de los 10 años e impulsar la elaboración de un Proyecto Digital en cada colegio.
- Crear un Observatorio Global de Avance en Educación Digital con el fin de hacer un seguimiento de los avances en el proceso de transformación digital en las escuelas.
- Dotar a los centros españoles de la infrastructura digital necesaria para conseguir esta transformación, con banda ancha en las aulas, acceso a los dispositivos y la integración del ‘smartphone’ como un aliado más del proceso de enseñanza. El objetivo es que la competencia digital impregne la enseñanza y el aprendizaje de todas las materias que se imparten.
- Garantizar la gratuidad de los materiales y contenidos educativos digitales, con un fondo de ayudas espefícico que reduzca el rechazo a este modelo por el elevado gasto económico que supone para las familias. De este modo, se establece una discriminación positiva del modelo digital frente al modelo de papel.
- Dotar a los centros de autonomía para gestionar sus recursos y tomar las decisiones relativas a su gestión y procedimiento, ya que son estas instituciones las que conocen realmente bien a sus alumnos y sus necesidades.
- Implantar una formación docente continuada para que los profesores adquieran la competencia digital necesaria para transmitir a los alumnos los conocimientos adecuadamente.
- Trabajar por un modelo educativo que mida los resultados para conocer su impacto real en los alumnos; que sea personalizado, con planes específicos en función de las habilidades y capacidades de cada uno; y, sobre todo, enfocado a la empleabilidad y el desarrollo completo de los niños y jóvenes como individuos del siglo XXI.
Para el presidente de Edutech, Pablo Lara, “el objetivo es reducir la brecha educativa existente en la sociedad utilizando la tecnología como elemento democratizador y equitativo, transversal a todas las materias. Y todo ello a partir de un programa que dote a los alumnos de las competencias que realmente requiere el mundo profesional y personal actual, orientadas a fomentar el espíritu crítico, capacidad de adaptación y resolución de problemas más que a memorizar conocimientos o datos”.
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