Las principales reformas para mantener la sostenibilidad financiera de las pensiones en el mundo se centra de forma mayoritaria en avanzar la edad de jubilación hacia los 67 años pasado 2020, en ajustar la cuantía de las pensiones y en compatibilizar los ingresos laborales y la pensión de jubilación.
Estas son las principales conclusiones que se desprenden del estudio ‘Pensiones en transición, un profundo análisis comparativo de casi una veintena de países’ realizado por el Instituto Aviva, que ofrece una panorámica internacional de cuál ha sido la evolución de los diferentes sistemas de pensiones públicos y privados, su adaptación a la realidad cambiante y los retos que afrontan.
En este contexto, el consejero delegado de Aviva España, Ignacio Izquierdo, ha puesto de relieve que las pensiones están «a debate en todos los países del mundo, ya que casi todos los sistemas siguen practicando modalidades de protección más ancladas en la historia que en una mirada hacia el futuro».
Según Izquierdo, todos los países y modelos están afrontando retos en materia de longevidad y demografía y en la adaptación de sus sistemas de pensiones públicos y privados a esta realidad. De hecho, para Izquierdo, esto pone de relieve que las reformas en curso y las innovaciones radicales llevarán a todos los países a una transición en materia de pensiones en la que se estrecharán las diferencias.
En general, el estudio subraya que en el mundo conviven tanto los modelos de pensiones básicas como las profesionales y que la tendencia se está alejando del modelo de reparto de las pensiones y se está aproximando a la capitalización.
Para el Instituto Aviva, la «nueva gran contingencia» del siglo XXI es la dependencia y su despliegue institucional y protector «no está acabado en muchos países». Por otra parte, no deja de lado que está habiendo un descenso acusado de la tasa de fecundidad y un aumento de la longevidad y la esperanza de vida.
Por este motivo, la mayoría de los países han decidido apostar por aumentar la edad de jubilación. No obstante, Suecia, como excepción a los países analizados, ofrece «una gran flexibilidad», ya que no establece una edad determinada de jubilación y se puede acceder a esta a partir de los 61 años.
A la hora de establecer la cuantía, la mayoría de los países realizan el cómputo de la pensión de jubilación con toda la carrera laboral, mientras que en España y otros 6 países se computa desde un periodo menor.
En la mayoría de los países analizados por el Instituto Aviva, la financiación de los sistemas se realiza por la vía de las cotizaciones, aportaciones a planes de pensiones o primas de seguro.
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