Aunque la política monetaria todavía tiene un importante papel que jugar en España, es cierto que en el conjunto de la Unión Europea –como afirma la OCDE y el propio Draghi- ha agotado gran parte de su margen y ahora se necesitan políticas de estímulo de la demanda para recuperar los salarios, una política fiscal más expansiva en los países con mejores fundamentos y menos exigente para países como España, y un plan de inversiones plurianual a nivel europeo, como el defendido por la Confederación Europea de Sindicatos, que se financie con un presupuesto comunitario que debe ampliar sus fuentes de financiación, posiblemente creando un primer impuesto supranacional que grave más a los que más tienen.
CCOO no coincide con la reforma fiscal que el Gobierno está proponiendo, por regresiva y por apostar por un sector público más pequeño y servicios públicos de peor calidad. Tampoco comparte los planteamientos fiscales que hace la OCDE en su informe, recomendando menos cotizaciones sociales y más IVA. España tiene uno de los costes laborales por unidad de producto más bajos de los países que la OCDE, según datos de la propia organización. En consecuencia, no son necesarias rebajas adicionales de los costes laborales para mejorar la competitividad sino apostar por políticas que ayuden a aumentar el valor y la calidad de la producción. Un modelo basado en la rebaja constante de los costes laborales genera un crecimiento débil y empobrecedor. El aumento de la pobreza y la desigualdad que se ha producido en España y que reconoce el informe, es consecuencia de la crisis, pero también de las políticas de ajuste que han mejorado la solvencia frente a los acreedores internacionales, al tiempo que reducían el tamaño de la economía, dejando a muchas personas en la cuneta.
CCOO reconoce que aunque la política monetaria todavía tiene recorrido en España, el informe acierta cuando señala que los problemas que persisten en el sistema financiero – y que son una de las principales causas de que la economía no despegue- tienen su origen en la falta de capital de las entidades financieras y, en consecuencia, se debe contener e, incluso, eliminar el pago de dividendos mientras persista la falta de crédito. Coincidimos también en que la desaparición de convenios colectivos es una mala noticia, que promueve la reforma laboral de 2012 y que impide que los trabajadores participen de la prosperidad de las empresas. Estamos, sin embargo, en total desacuerdo en que haya que seguir profundizando en el recorte de derechos de los contratos estables para terminar con la contratación precaria.
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