Por Carlos Lorente, consultor del área de Health & Benefits de WTW España
El bienestar laboral en España se encuentra en una encrucijada. A pesar del creciente interés de las empresas por implementar estrategias que favorezcan la salud mental y física de sus empleados, persisten numerosos retos que impiden su implementación y eficacia real.
Desde la perspectiva de los empleados, la presión laboral y la incertidumbre económica han generado un ambiente de ansiedad y estrés crónico. Por otro lado, las empresas buscan equilibrar la productividad con el bienestar de sus equipos, pero muchas veces sin lograr un impacto tangible.
La encuesta Wellbeing Diagnostic 2024, que recientemente hemos lanzado en WTW, aporta interesantes datos sobre el estado del bienestar de los empleados e identifica algunos de los principales desafíos a los que se enfrentan distintas áreas −como el bienestar emocional, financiero, físico y social−, el estudio también destaca oportunidades clave para que las empresas mejoren sus estrategias y promuevan entornos laborales más saludables, sostenibles y productivos.
El reto empresarial: entre la intención y la acción
Uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan los trabajadores españoles es la creciente presión en el entorno laboral. La pandemia de Covid-19 dejó una huella profunda en la salud mental de los empleados, y la transición hacia una «nueva normalidad» no ha aliviado las tensiones.
El teletrabajo, aunque ha aportado flexibilidad, también ha difuminado los límites entre la vida personal y profesional, lo que ha comportado que muchos empleados encuentran difícil desconectarse fuera del horario laboral, contribuyendo al agotamiento y la disminución del compromiso.
Las empresas, por su parte, son cada vez más conscientes de la importancia del bienestar en el rendimiento y la retención del talento, pretendiendo utilizarlo como base de su estrategia de capital humano. De hecho, según el informe de WTW, aquellas organizaciones con enfoques más eficaces informan de mejores resultados financieros y de capital humano.
Sin embargo, la implementación de políticas de bienestar realmente efectivas sigue siendo un desafío.
Uno de los principales obstáculos es la resistencia al cambio, ya que muchas organizaciones aún operan bajo modelos tradicionales de gestión del talento, donde el éxito se mide principalmente por la productividad a corto plazo. Esta perspectiva limita la adopción de estrategias preventivas y sostenibles, esenciales para mejorar el bienestar de los empleados a largo plazo. Aunque algunos indicadores han mostrado avances, todavía existe un amplio margen de mejora para que las empresas optimicen la efectividad de sus programas y garanticen un impacto real en la salud y el compromiso de su fuerza laboral.
Además, la falta de formación en gestión del bienestar es un obstáculo. No todas las empresas cuentan con profesionales capacitados para abordar la salud mental y emocional de sus empleados, lo que limita la efectividad de sus iniciativas.
Por tanto, uno de los mayores problemas en las estrategias de bienestar es la falta de alineación entre lo que ofrecen las empresas y lo que realmente necesitan los empleados. Por ejemplo, mientras las organizaciones invierten en programas de bienestar físico, como descuentos en gimnasios o clases de mindfulness, los trabajadores demandan soluciones más profundas para combatir el estrés y la ansiedad.
Y es que, en España, dos de cada cinco empleados tienen problemas moderados o graves en al menos dos áreas de bienestar, con el bienestar emocional alcanzando una importancia similar al financiero.
Oportunidades para mejorar el bienestar laboral
El absentismo laboral en España ha aumentado en los últimos años, y uno de los principales factores es, precisamente, el estrés y el agotamiento. Un empleado que no se siente respaldado por su empresa tiende a desconectarse emocionalmente, lo que impacta directamente en su rendimiento y su compromiso.
Por otro lado, la productividad también se ve afectada cuando los trabajadores no están en condiciones óptimas para desempeñar sus funciones. Un ambiente laboral que prioriza el bienestar no solo reduce el absentismo, sino que también mejora la eficiencia y la satisfacción laboral.
Para lograr una mejora real en el bienestar laboral, las empresas deben adoptar un enfoque estratégico y basado en datos. Algunas de las oportunidades clave incluyen:
- Medición efectiva. El uso de herramientas tecnológicas para evaluar qué beneficios tienen un impacto real en el bienestar de los empleados es fundamental. Encuestas, análisis de datos y plataformas de retroalimentación pueden proporcionar información valiosa sobre las necesidades reales de la plantilla.
- Vincular bienestar con resultados empresariales. Es necesario reformular las políticas de bienestar para alinearlas con objetivos claros de productividad y compromiso. Un empleado que se siente valorado y apoyado tiende a ser más productivo y leal a la empresa.
- Cultura de reciprocidad. Las empresas deben fomentar una cultura donde el bienestar sea una responsabilidad compartida. Iniciativas como comités de bienestar, donde tanto empleados como directivos participen en la toma de decisiones, pueden generar un mayor compromiso y efectividad en las políticas implementadas.
- Reevaluación de beneficios. En lugar de enfocarse en soluciones genéricas, las empresas deben priorizar iniciativas que aborden los problemas críticos de sus empleados. Apoyo psicológico, flexibilidad horaria y políticas de desconexión digital pueden ser más efectivas que los beneficios tradicionales.
El bienestar laboral no es un lujo, sino una necesidad para garantizar la sostenibilidad y competitividad de las empresas. Si bien existen desafíos importantes, también hay oportunidades para mejorar el equilibrio entre productividad y calidad de vida.
Para lograrlo, es fundamental que las empresas adopten un enfoque basado en datos, escuchen activamente a sus empleados y reformulen sus estrategias para abordar los problemas reales del entorno laboral moderno. Solo así podrán construir un ambiente de trabajo donde tanto empleados como organizaciones se beneficien mutuamente.