El término “sororidad” alude a la unión y el respaldo entre mujeres, especialmente frente a situaciones de desigualdad de género. Es un concepto ampliamente promovido por el feminismo y que contrasta radicalmente con lo que se conoce como el síndrome de la abeja reina.
En contraposición se encuentra el ‘Síndrome de la Abeja Reina’, ¿alguna vez habíais oído hablar de él? Este síndrome no está reconocido oficialmente como un trastorno psicológico, sino que se usa popularmente para describir ciertos patrones de comportamiento en algunas mujeres. Se ha representado en numerosas ocasiones en la cultura popular, desde personajes como Blair Waldorf en Gossip Girl, quien menosprecia a su círculo de seguidoras, hasta El diablo viste de Prada, donde la protagonista se enfrenta a la hostilidad de su jefa y colegas. Incluso podemos verlo reflejado en el clásico cuento de Blancanieves, con la madrastra obsesionada por ser la más bella.
Si alguna vez has sentido que una mujer en una posición de poder te ha puesto trabas sin razón aparente, puede que hayas estado ante un caso de este síndrome. O quizás, sin darte cuenta, tú misma presentas algunas de sus características.
¿Qué es el síndrome de la abeja reina?
Julia Almagro explica en su blog sobre empoderamiento femenino que el síndrome de la abeja reina se refiere a “la tendencia que tienen algunas mujeres en puestos de liderazgo de ningunear y poner la zancadilla a otras mujeres dentro de su organización, porque las consideran rivales”. Añade que “esto no les sucede con subordinados hombres. A ellos están encantadas de mentorizarles y echarles una mano”.
Este comportamiento suele estar influenciado por la educación y los valores que muchas mujeres han recibido, donde se les enseña a ver a otras mujeres como competidoras en lugar de aliadas. Almagro señala que esta rivalidad poco saludable está ligada a una mentalidad de escasez, donde el éxito ajeno se percibe como una amenaza para el propio.
Las mujeres con este síndrome pueden adoptar actitudes despectivas, competitivas o incluso crueles con sus compañeras, mientras que no muestran la misma hostilidad hacia los hombres. Aunque este comportamiento puede recordar al de una persona narcisista, en el fondo suele estar motivado por inseguridades profundas y la necesidad de validación en un entorno competitivo.
¿Cómo combatir el síndrome de la abeja reina?
Para erradicar este fenómeno, es clave fomentar una cultura de apoyo y mentoría entre mujeres, donde el éxito de una no sea visto como una amenaza, sino como un avance para todas. Algunas estrategias para combatirlo incluyen:
- Fomentar la sororidad: Crear redes de apoyo donde las mujeres puedan compartir experiencias y ayudarse mutuamente.
- Reconocer y visibilizar el éxito ajeno: En lugar de competir, celebrar los logros de otras mujeres y tomarlos como inspiración.
- Revisar los propios sesgos: Reflexionar sobre actitudes que puedan estar perpetuando la rivalidad femenina.
- Promover modelos de liderazgo positivo: Destacar ejemplos de mujeres en altos cargos que practican un liderazgo inclusivo y colaborativo.
Superar el síndrome de la abeja reina no solo beneficia a las mujeres a nivel individual, sino que contribuye a una sociedad más equitativa y justa, donde el talento y el esfuerzo sean reconocidos sin importar el género.