La sesión contó con la participación de ponentes destacados como María Jesús Sánchez, Directora de Operaciones en Sales Hunters; Cristina Muñoz, Head of Talent Acquisition en DIGI; Rubén Maroto, Responsable de Selección y Experiencia Empleado en Hijos de Rivera; y Javier Alcón, Talent Acquisition Manager en ISDIN.
Uno de los temas centrales fue cómo ha cambiado el perfil del talento comercial en los últimos años. La idea predominante es que ya no basta con tener habilidades tradicionales de venta. Hoy en día, las empresas buscan profesionales que no solo vendan, sino que también encajen con la cultura y los valores de la compañía.
«Lo que buscamos y que además potenciamos dentro de la compañía es el compromiso con los valores y la cultura de de de la empresa, no nosotros en hijos de Rivera, concretamente el comercial que realmente marca la diferencia», explicaba Rubén Maroto.
Los ponentes coincidieron en que encontrar el «match perfecto» no es sencillo. No solo se evalúa la capacidad de vender, sino también la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios, ser proactivo y comprender las dinámicas internas de la organización para generar un impacto sostenible.
Las claves del éxito
Más allá de la captación, los ponentes destacaron la relevancia de invertir en la fidelización del talento comercial. Para ello, se necesitan estrategias que combinen programas de formación continua con mentoring, lo que permite desarrollar las habilidades del equipo y crear un entorno en el que los comerciales se sientan valorados. Para Javier Antón, «es necesario que vivamos el mismo propósito y esto también lo que nos asegura es que este talento se va a quedar con nosotros, y que se va a quedar mucho más tiempo.»
Además, se compartieron casos de éxito en los que la personalización de las experiencias laborales y la implementación de planes de desarrollo a medida han sido clave para mantener la motivación y el compromiso del equipo comercial.
El futuro del talento comercial
Los ponentes coincidieron en que los comerciales del mañana deberán ser verdaderos socios estratégicos para sus empresas, capaces de anticiparse a las necesidades del mercado y generar valor más allá de las cifras de ventas.
«El talento comercial tiene que mantener su esencia, su vocación, su orientación al cliente, ese encaje con el propósito, con la cultura y con los valores de la compañía. Sin olvidar que también se tiene que adaptar tecnológicamente», concluyó María Jesús.