El estrés es el segundo problema de salud más frecuente en el entorno laboral, según los datos del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). Este fenómeno se intensifica especialmente cuando terminan las vacaciones y los trabajadores se enfrentan al regreso a la rutina, dejando atrás los días en familia y los horarios flexibles. Esta transición puede resultar complicada, y muchas personas experimentan un aumento significativo de la ansiedad y el estrés en los primeros días de trabajo, lo que afecta no solo al bienestar personal, sino también a la productividad laboral.
En este contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que, para prevenir los problemas de salud mental en el trabajo, es fundamental gestionar los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo. La OMS recomienda que los empleadores implementen intervenciones institucionales que apunten directamente a mejorar las condiciones y el entorno laboral. Sin embargo, la gestión del estrés no depende únicamente de las empresas, sino también de las acciones individuales. Para facilitar esta transición de manera efectiva, Carmen de Castro Esgueva, psicóloga y docente de UNIE Universidad, recomienda implementar una serie de estrategias prácticas que contribuyen tanto al bienestar personal como a un ambiente laboral más equilibrado. Algunas de estas claves incluyen:
- Establecer prioridades. Uno de los primeros pasos para reducir el estrés y aumentar la productividad es organizar las tareas que se deben afrontar. A menudo, al regresar al trabajo, puede parecer que todo es urgente, pero no todo lo es. Establecer prioridades claras permite enfocar la energía en lo que realmente requiere atención inmediata, evitando la sensación de abrumamiento.
- Planificar la vuelta con antelación: Antes de regresar al trabajo, es recomendable tomarse un tiempo para organizar el retorno. Revisar la agenda, hacer una lista de las tareas más importantes y priorizar lo que realmente requiere atención inmediata facilita el control de la situación y ayuda a reducir la ansiedad ante lo que espera.
- Realizar una adaptación gradual: Es fundamental no apresurarse en los primeros días. Si bien es normal querer ponerse al día rápidamente, la adaptación a la rutina requiere tiempo. No es necesario exigirse ser hiperproductivo de inmediato. Tomarse el tiempo para revisar correos, hablar con los compañeros y reorganizarse es parte del proceso. La presión por hacer todo rápidamente puede aumentar la ansiedad, por lo que es importante permitir una transición suave.
- Establecer límites saludables y descansos: Después de las vacaciones, es fácil sentirse abrumado por las demandas acumuladas en el trabajo. Es fundamental establecer límites claros sobre la carga laboral y los tiempos de descanso. Evitar aceptar todas las solicitudes y asegurarse de disponer de tiempo para uno mismo es esencial para mantener tanto la productividad como la salud emocional.
- Hacer frente al ‘jet lag’ social. Las fiestas navideñas traen consigo numerosos compromisos indispensables que pueden generar mayor cansancio y estrés. La incapacidad de decir no provoca que se sigan haciendo planes o se asista a eventos que afectan al bienestar y cansancio. Ante esta situación, muchas personas acaban experimentando el jet lag social, que se produce cuando se adaptan los horarios de sueños para cumplir con las demandas sociales, provocando desequilibrios en los ritmos biológicos, por lo que es importante priorizar la salud física y mental.
- Mantener el orden para reducir el estrés: Aunque puede ser difícil al principio, mantener una perspectiva ordenada y positiva sobre el trabajo es clave para hacer más llevadera la vuelta. Recordar los aspectos positivos del trabajo, las oportunidades que el nuevo año puede ofrecer y las metas por alcanzar, ayuda a mantener una mentalidad optimista. Practicar la gratitud por las cosas buenas del entorno laboral también contribuye a empezar el año con una actitud positiva.
- Prioriza el bienestar físico y mental: La vuelta al trabajo no solo implica organización, sino también cuidar del bienestar físico y emocional. Es importante no descuidar hábitos saludables, como una buena alimentación, ejercicio regular, dormir lo suficiente y practicar técnicas de relajación. Cuidar el cuerpo y la mente es esencial para manejar el estrés de manera efectiva. Técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación, pueden ser útiles para equilibrar las emociones y reducir la ansiedad.
En definitiva, afrontar la vuelta al trabajo tras las vacaciones requiere un enfoque equilibrado que combine la planificación y la adaptación gradual. Es esencial establecer límites saludables, mantener una actitud positiva y, sobre todo, priorizar el bienestar físico y emocional para facilitar una reintegración exitosa a la rutina laboral.