La reciente firma entre la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y los sindicatos CCOO y UGT, busca establecer la jornada laboral máxima de 37,5 horas semanales. Este acuerdo representa un paso inicial hacia un cambio significativo que, según el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, es viable y alcanzable para todos los trabajadores en 2026. Sin embargo, el camino no estará exento de retos.
En una entrevista con Herri Irratia (Radio Popular), Sordo enfatizó la relevancia de este acuerdo, aunque lamentó la ausencia de la CEOE en la negociación, instando a su presidente, Antonio Garamendi, a reincorporarse al diálogo social. Para Sordo, el temor empresarial no radica en la reducción de horas, sino en la implementación de un control efectivo del tiempo de trabajo, algo que considera esencial para el éxito de la medida.
Implementación gradual hacia 2026
El objetivo es que para 2026, la jornada laboral máxima de 37,5 horas sea una realidad para todos los trabajadores. Según Sordo, este acuerdo no solo mejorará las condiciones laborales, sino que también podría fomentar la creación de empleo en un país donde la tasa de paro supera el 10%. Sin embargo, antes de llegar a ese punto, el proyecto deberá superar una compleja tramitación parlamentaria y adaptar los convenios colectivos vigentes.
CCOO ha subrayado su compromiso con los colectivos más desfavorecidos, como los empleados a tiempo parcial. Sordo explicó que el acuerdo busca evitar la absorción salarial como compensación por la reducción de horas y garantizar que esta medida contribuya al bienestar laboral y económico de los trabajadores.
Prioridad: control del tiempo de trabajo y desconexión digital
Uno de los aspectos clave del acuerdo es la supervisión del tiempo de trabajo y el derecho a la desconexión digital. Sordo destacó la necesidad de herramientas efectivas, como la Inspección de Trabajo, para garantizar el cumplimiento de estas normativas. Asimismo, sugirió aprovechar tecnologías avanzadas, incluida la Inteligencia Artificial, para monitorizar y asegurar un control adecuado en sectores como la hostelería, donde las horas efectivas de trabajo suelen ser opacas.
Sordo también criticó prácticas laborales habituales como las horas extra no remuneradas y el trabajo en «dinero en B», insistiendo en la necesidad de erradicar estas irregularidades para garantizar un mercado laboral justo y transparente.
En resumen, la reducción de la jornada laboral no solo pretende redistribuir el tiempo de trabajo, sino también sentar las bases de una mejora integral en las condiciones laborales, con una implementación gradual y un enfoque en la equidad y la justicia social.