En un mundo en constante transformación, las empresas se enfrentan a una nueva ola de riesgos que redefinirán sus estrategias y marcarán el rumbo de los negocios en los próximos años. Desde la presión por cumplir con normativas cada vez más complejas hasta la necesidad de integrar sostenibilidad, adaptarse a tecnologías emergentes y navegar en un entorno social polarizado, las organizaciones tendrán que reinventarse para prosperar. Los expertos de EALDE Business School analizan los desafíos clave que impactarán a sectores estratégicos en 2025.
Regulaciones globales y compliance: una carrera de obstáculos
Las empresas afrontan un tsunami regulatorio que, lejos de amainar, seguirá intensificándose en los próximos años. Sergi Simón, coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de EALDE Business School, mantiene que “en 2025, las empresas enfrentan una creciente presión regulatoria a nivel global, especialmente en sectores como el financiero y el tecnológico”.
En concreto, Sergi Simón mantiene que “en Europa, la aplicación de normativa se ha intensificado con la implementación de la conocida como Ley de Datos, que garantiza la equidad en la asignación del valor de los datos entre los actores de la economía de los datos y aclara quién puede usar qué datos y en qué condiciones.
Adicionalmente, sigue desarrollándose el paquete legislativo de Finanzas Sostenibles de la UE, que obliga a las empresas a ser más transparentes sobre sus impactos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Y finalmente, un aspecto crucial que las empresas van a tener que prestar especial atención, es el concepto de diligencia debida en el cumplimiento normativo”.
En este escenario, este experto afirma que “las organizaciones deberán implementar procedimientos robustos para evaluar y mitigar riesgos en sus operaciones y relaciones comerciales, tanto a nivel local como global. Esto incluye asegurarse de que sus cadenas de suministro cumplen con los estándares regulatorios, especialmente en cuanto a derechos humanos, sostenibilidad y transparencia”.
Sostenibilidad, en el centro del debate: entre el greenwashing y el green hushing
En el ámbito de la sostenibilidad, EALDE Business School destaca la creciente importancia de los factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en la gestión empresarial. Sin embargo, la escuela de negocios alerta sobre el greenwashing, una amenaza que podría perjudicar la reputación de las empresas e, incluso, limitar su acceso a financiamiento.
Inés García-Pintos, formadora, consultora internacional en sostenibilidad y profesora de EALDE Business School, explica: “En relación con el greenwashing tenemos también a las puertas la implementación de la futura directiva de alegaciones ecológicas (Green Claims, en inglés). Es muy loable luchar contra el ecoblanqueo, que el consumidor disponga de información fiable y el mercado de un ‘fair play’ en este sentido”. Sin embargo, esta experta resalta que se está observando una tendencia a la autocensura (green hushing) para evitar el riesgo reputacional: “Las empresas prefieren callar sus méritos ecológicos por miedo a un escrutinio que ponga en riesgo su reputación. Y con ello el mercado y el consumidor pierden información… y la sostenibilidad dejará de estar en la agenda. ¿Es esto deseable?”.
El futuro, por tanto, exige un equilibrio entre actuar con integridad y comunicar con transparencia, evitando tanto la exageración como el silencio estratégico.
Avances tecnológicos y ciberseguridad: doble filo para las empresas
Las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial generativa y la computación cuántica, ofrecen oportunidades únicas, pero también exponen a las empresas a riesgos cibernéticos y dilemas éticos. Según Sergi Simón, “en términos de ciberseguridad, estas tecnologías tienen el potencial de exponer a las empresas a nuevas vulnerabilidades. La IA puede ser utilizada por ciberdelincuentes para crear ataques más sofisticados y dirigidos, mientras que la computación cuántica podría, en el futuro, hacer obsoletas muchas de las técnicas de cifrado actuales”.
Por tanto, para este experto es crucial que este próximo año “las empresas deben adoptar enfoques integrales de ciberseguridad que incluyan tanto medidas preventivas como protocolos de respuesta a incidentes”. Además, resalta que el desarrollo de políticas éticas sobre el uso de IA será fundamental para mitigar riesgos reputacionales y legales.
Riesgos en la cadena de suministro: la resiliencia frente a la tormenta
En 2025, las empresas tendrán que ser más ágiles y resilientes, invirtiendo en modelos de gestión de riesgos más dinámicos. “En Europa, la crisis de la COVID-19 y los recientes conflictos geopolíticos, como la invasión rusa de Ucrania, han revelado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales. Esto ha impulsado la diversificación de proveedores y la digitalización de las operaciones”, afirma Sergi Simón, que mira más allá: “En Latinoamérica, la infraestructura y la conectividad digital aún son un desafío en algunas regiones, lo que puede dificultar la implementación de soluciones avanzadas de gestión de riesgos en la cadena de suministro. No obstante, la región está viendo un aumento en la inversión en tecnologías de gestión de riesgos y sostenibilidad en la cadena de suministro”.
Para mitigar las interrupciones significativas, según este experto, “las empresas deben invertir en tecnologías de monitoreo en tiempo real, desarrollar relaciones más estrechas con proveedores locales y adoptar prácticas de diversificación de riesgo. Además, la integración de criterios ESG en las cadenas de suministro no solo es una cuestión de cumplimiento, sino también una oportunidad para mejorar la sostenibilidad operativa”.
Transición energética y barreras regionales
2025 trae como reto más grande para las empresas en relación con las energías renovables, la integración de fuentes de energía más sostenibles en sus operaciones, considerando tanto la infraestructura como la inversión en nuevas tecnologías.
Según Sergi Simón, “las empresas deberán adaptarse a la aceleración de la transición energética, impulsada por la creciente presión para cumplir con los compromisos climáticos establecidos en el Acuerdo de París. Esto incluirá un aumento en la inversión en energías renovables y la mejora de la eficiencia energética en la producción y distribución”.
Con respecto al Viejo Continente, el coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de EALDE Business School explica que “la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono es un objetivo estratégico del bloque, con iniciativas como el Green Deal europeo y la ley de cambio climático, que exige a los países miembros una descarbonización significativa para 2050”.
Una estrategia clave para las empresas será, por tanto, “la diversificación de sus fuentes de energía, el uso de tecnologías emergentes (como el hidrógeno verde) y la colaboración con gobiernos y actores privados para acelerar la transición. La competitividad y la sostenibilidad estarán más entrelazadas que nunca”, señala este experto.
Polarización social: navegar en aguas turbulentas
Finalmente, EALDE Business School advierte sobre el impacto de la polarización social en la estrategia empresarial. Inés García-Pintos reflexiona: “Es difícil evadirse del ambiente polarizado que nos inunda. La sociedad consciente parece que exige a las empresas, además de una buena oferta comercial, una contribución a los valores y causas sociales que le son queridas”.
Esta experta reflexiona sobre que “las empresas desarrollan su actividad en un entorno determinado y no son agentes neutros. Pero, ¿hasta qué punto deben posicionarse? ¿Sobre cualquier tema, incluso ajeno a su negocio? ¿Cuál es el umbral que determina las causas “ineludibles” de las simplemente ideológicas? ¿Se debe la empresa a sus clientes o a los ciudadanos? ¿A todos, a algunos…? Quizás la clave esté en encontrar las causas ligadas al negocio, sobre las que su credibilidad no pueda cuestionarse y que sumen en vez de dividir”.